Manuel Eduardo García Díaz, nacido en Vilagarcía de Arousa hace 65 años, se ha jubilado tras ejercer como médico durante cuatro décadas en el Concello de O Grove, donde se ha convertido en un personaje conocido y querido. Así queda patente, por ejemplo, con el homenaje popular que se le va a ofrecer el sábado, con un almuerzo en el hotel restaurante Villa Juanita, situado en la calle Castelao de la villa meca. Dado que últimamente se habla mucho de la sanidad pública en este municipio y se organizan concentraciones semanales exigiendo mejoras -como la que se repite esta misma mañana en Monte da Vila-, e incluso se convoca una gran manifestación -el domingo, a mediodía-, quizás las reflexiones de este experimentado y conocido médico puedan resultar esclarecedoras.

-¿Cómo estaba y cómo funcionaba la sanidad pública en la villa grovense en los años ochenta, cuando usted llegó a la localidad para hacer una sustitución?

-Ejercíamos en la sanidad pública de O Grove cuatro médicos, dos pertenecientes al Instituto Social de la Marina (ISM), Santiago Santidrián y yo mismo, mientras que los otros dos atendían a los asegurados del entonces Insalud (Instituto Nacional de la Salud). Compartíamos la tarea con dos enfermeras, una matrona y una auxiliar de clínica del ISM. Pasábamos la consulta en unas salas habilitadas en la planta baja de la cofradía de pescadores. El buen hacer profesional de Santiago y su bonhomía me sirvieron de ejemplo. Vaya desde aquí mi profunda admiración y agradecimiento hacia él.

-Sería todo muy diferente... incluso el tipo de enfermedades y dolencias a tratar.

-Fueron años complicados por la irrupción del consumo de drogas como la heroína, que alteraron terriblemente la dinámica familiar y social, destrozando familias enteras y complicando enormemente nuestro ejercicio profesional con la aparición en escena de enfermedades que no conocíamos, tales como el sida. Efectivamente, eran otros tiempos y había otro tipo de enfermedades a las que hacer frente.

-¿Todas ligadas al consumo de estupefacientes o había algún otro problema que quizás ahora no se de?

-Ni mucho menos. Teníamos que afrontar todo lo relacionado con la droga, pero también otros muchos problemas. Puedo decir que nuestro primer domicilio familiar fue alquilado en Beiramar, en la primera planta de la casa de Toñito Rey Vila, donde la pizzería Amalfi. La calle era de tierra y el mar llegaba a las piedras que servían de escollera. En sus inmediaciones había un vivero de almejas de la señora Mucha Vila, madre de Antonio. Esto viene a cuento porque lo que quiero decir es que el saneamiento en O Grove, al igual que en los demás municipios de nuestro entorno, era muy deficiente. Por este motivo, entre otros, eran frecuentes enfermedades como la fiebre tifoidea o la hepatitis A, hasta tal punto que se decía que veíamos más tifoideas los médicos gallegos que todos los médicos alemanes. Sin embargo, a día de hoy, desde que se multiplicaron las redes de saneamiento, las depuradoras de aguas residuales, los tratamientos del agua potable y demás, no hemos vuelto a diagnosticar fiebre tifoidea en nuestro medio. Este es un buen ejemplo de cómo las inversiones en determinadas infraestructuras, aunque no se vean, inciden de manera decisiva en la salud de las personas.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre la sanidad pública en O Grove en los años ochenta, cuando usted empezó, y la que se presta en la actualidad?

-Asistí, junto con mis compañeros, al inicio y desarrollo del nuevo modelo de Atención Primaria en O Grove. Me integré en su equipo desde su nacimiento, en octubre de 1989. Ofrecía un nuevo concepto en la prevención, promoción, atención y recuperación de la salud. Una de las características en las que se basa este modelo, que perdura hasta la actualidad, es la accesibilidad a todos los usuarios. En nuestro caso concreto la ubicación en Monte da Vila de la entonces Casa do Mar, hoy centro de salud, no es la más idónea... En aquel entonces se redimensionó el número de profesionales, pasando a siete el número de médicos de familia, dos pediatras, ocho enfermeros, una trabajadora social, una farmacéutica, una matrona, tres auxiliares de clínica, un celador y dos auxiliares administrativos. En este contexto se creó el Sergas, transfiriéndose a la comunidad autónoma todas las competencias del Insalud y el ISM, salvo los Centros de Reconocimiento de Medicina Marítima. Para una mejor asistencia a la población se creó el Punto de Atención Continuada (PAC) de O Grove, que da cobertura asistencial desde las 15.00 horas hasta las ocho de la mañana del día siguiente, salvo domingos y festivos, que presta asistencia las 24 horas.

-Parece evidente que todo ha mejorado de manera considerable...

-Por supuesto. Los cambios en estos años han sido sustanciales y, sin duda, a mejor. ¡A pesar de la que está cayendo en la actualidad! Las guardias entonces eran localizadas, las personas tenían que acudir a nuestros domicilios cuando tenían una urgencia, estábamos solos, sin enfermera ni celador... Si bien es cierto que O Grove fue el primer pueblo de nuestro entorno en el que los profesionales nos pusimos de acuerdo para hacer turnos rotatorios de guardia, de obligado cumplimiento, para prestar una mejor asistencia a la población.

-Evidentemente también habrá contribuido a mejorar las cosas el hecho de que los medios de que disponen hayan evolucionado tanto.

-Claro que si. Puedo poner como ejemplo que los traslados hospitalarios se hacían en ambulancias en las que no cabíamos de pie. Nada que ver con la actualidad. A pesar de que la distancia al hospital de referencia sigue siendo eterna, podemos, generalmente, estabilizar al enfermo, ya que acudimos un equipo de personas formado por médico, enfermero y técnicos del 061 para trasladar al enfermo en las mejores condiciones posibles. Si es necesario, a tenor de la gravedad del paciente, podemos solicitar la ambulancia medicalizada o incluso en algunos casos reclamar la presencia del helicóptero. Como en otros muchos ámbitos, todo es mejorable, pero sin duda que un paciente infarte en O Grove y al cabo de una o dos horas esté tratado en una Unidad Coronaria y revascularizado, si es preciso, era algo impensable hace pocos años.

-¿Algún avance más que le pareciera reseñable?

-Otro cambio importantísimo fueron las Vías Rápidas Asistenciales, en las que personas sospechosas de padecer patologías graves, generalmente oncológicas, son atendidas y diagnosticadas en pocos días.

-Pero todavía hay muchos problemas, de ahí las quejas en O Grove. Dicen políticos y vecinos que son necesarios más médicos...

-En la actualidad es imprescindible cubrir con urgencia las bajas y las jubilaciones, ya que es imposible atender la demanda sin límite si se quiere dar una asistencia de calidad y mantener actividades como la docencia de médicos especialistas en formación y la investigación por parte de los profesionales sobrecargados. En mi caso la actividad docente que tuve durante estos años, como tutor de residentes de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, se resintió por la demanda asistencial que tenía, aunque el enriquecimiento profesional y personal haya merecido la pena. Nunca olvidaré a todos y a cada uno de ellos.

-Confirma usted que es preciso disponer de más facultativos... ¿Y es necesario también un nuevo centro de salud en la localidad?

-Si. En O Grove necesitamos un centro de salud nuevo, que dé cabida a los usuarios y a los distintos profesionales y que sea, además, accesible para todos. Debemos, igualmente, reclamar para nuestro pueblo la hospitalización a domicilio (Hado) que disfrutan ya todos los municipios de nuestro entorno.