En Cambados, cuando hace una década se logró el cuarto juzgado, fue el producto de una larga batalla en la que se aliaron políticos de todos los partidos, sindicatos y agentes sociales. No ha ocurrido lo mismo en Vilagarcía, donde no se ha pasado de tímidas declaraciones de intenciones. Los sindicatos sí hicieron en su día una campaña clara a favor del cuarto órgano, pero se encontraron solos.