El joven isleño, Joaquín Outeda Santiago, de 30 años, ha sido identificado por la Policía Nacional de la isla de Lanzarote como el cadáver que apareció el pasado 18 de febrero en una zona del paseo marítimo que une Arrecife con El Cable. El cadáver no portaba ningún tipo de documentación por lo que resultó muy difícil de identificar en el momento. Esa identificación no fue posible hasta la jornada de ayer, después de que la casera del joven le echara en falta. El joven isleño era siempre muy puntual a la hora de abonar el alquiler del piso en el que residía desde hace casi un año, y la tardanza que estaba mostrando ahora hizo sospechar a su casera que algo no iba bien. La mujer alertó a las fuerzas de seguridad, que accedieron al interior de la vivienda y tomaron las huellas del joven, y en el cruce de las mismas, se consiguió identificar como el cuerpo que había aparecido en las inmediaciones del paseo marítimo casi dos semanas antes.

Los agentes de la Policía Nacional informaron de lo ocurrido a la Policía Local de A Illa, a cuyos agentes les tocó la desagradable misión de contactar con la familia del joven y comunicarles lo ocurrido. Los padres del isleño tenían previsto viajar en la mañana de hoy a Lanzarote para hacerse cargo del cadáver, mientras el resto de la familia y allegados permanecían ayer en estado de shock por lo ocurrido, ya que Outeda era un joven con una gran vitalidad.

El fallecimiento del vecino de A Illa se atribuye, en principio, a una situación accidental mientras paseaba por la zona. La investigación sospecha que pudo caerse de forma inesperada desde el paseo marítimo, sufriendo un golpe fatal. El rescate del cuerpo, que se localizó sobre las 8.30 horas, no resultó sencillo, ya que el lugar donde apareció el cadáver de Joaquín Outeda se encontraba en una zona muy deslizante y bastante peligrosa. La víctima se encontraba boca abajo en el momento de ser localizada. En A Illa también se barajaba ayer que el accidente se pudiese haber registrado mientras practicaba surf o kitesurf, dos deportes a los que el joven isleño era muy aficionado.

Outeda Santiago llevaba cerca de un año en Lanzarote, a donde se había trasladado después de pasar un largo tiempo trabajando en Inglaterra. Siempre que sus obligaciones se lo permitían, el joven regresaba a su Illa de Arousa natal para ver a su familia, y sobre todo, disfrutar con sus pequeños sobrinos. El isleño era un amante de deportes como el snowboard, el kitesurf o el surf y solía practicarlos siempre que tenía ocasión.