El acto arrancaba con una misiva de voz, enviada para la ocasión por un sacerdote venezolano, agradeciendo el compromiso a los presentes en el templo con la causa. Entre el público congregado, la propia alcaldesa de Meaño, Lourdes Ucha, que acompañó a una colonia de una treintena de venezolanos de las comarcas de Pontevedra y Arousa, que se desplazaron hasta Simes para participar en el acto.

"La situación del pueblo llano y los sacerdotes en Venezuela es agónica -manifestó el cura Juan Ventura-. El testimonio de un sacerdote en Cumaná nos refería esta semana como en un mes lleva enterrados a 14 niños que, desnutridos, han muerto por una simple diarrea, porque no hay medicinas y los hospitales se están convirtiendo en lugares a donde se va a morir, no a sanar, incluso los neonatos, a poco que cogen cualquiera de los virus que pululan en los hospitales por doquier". "Y la otra cara -agrega- son las amenazas de muerte que están recibiendo hasta sacerdotes. Su delito, el compromiso de apoyo a la gente necesitada del pueblo llano".

Entre los venezolanos, Freddys Rafael Hernández, afincado desde hace dos años con su esposa en Poio, pueblo del que era natural su suegra: "Tuvimos que venirnos -refiere- porque, mi esposa, administrativa, y yo ingeniero civil, cobrábamos tan poco que ni nos daba para vivir". "La situación en Venezuela -explica- ha degenerado tanto en 18 años de chavismo y más aún con Maduro que está al límite. Lo peor, la inseguridad ciudadana".

A la par, Freddys Hernández se hace eco de las carencias sanitarias: "Los hospitales venezolanos -afirma- carecen de lo más esencial: sueros, hasta de gasas, y en ellos se muere por una simple apendicitis. A los enfermos hospitalizados ni les dan de comer, han de ser las familias las que les lleven comida al propio hospital?; es desesperante".

Guillermo Escalona, 22 años, se instalaba en Dena con su madre y un hermano de 12, refiere el momento de la Universidad. Y es que él, estudiante de ingeniería en la Unexpo, sufrió en su propia piel la represión del régimen: "Me detuvieron en una manifestación el 10 de abril de 2017, en una de las muchas protestas universitarias. Nos rodeó la policía y acabé detenido con otro compañero y pasamos un mes en prisión y pretendían alargarlo y trasladarnos a la peligrosacárcel de Uribana. Afortunadamente un periódico hizo público el caso, y esa presión llevó a que nos pusieran en libertad". Su llegada a Dena, está vinculada a una amiga de la familia, Dineida Peña, que se asentaba en 2014 con dos hijas en el pueblo del que los padres de su marido son naturales. "Que mi marido venga para España -explica-, de momento no puede ser, porque sus padres son muy mayores".