El escritor vilagarciano Marcos Calveiro, afincado en Vigo “desde hace muchos años” y nacido hace medio siglo, es uno de esos autores que tras darse a conocer no han dejado de trabajar y publicar. Prueba de ello es que desde 2006 ha lanzado más de una veintena de libros, tanto infantiles como para adultos, aunque la mayoría pensados para los niños.

Esta mañana acudió al colegio Rosalía de Castro, en O Grove, con uno de esos trabajos bajo el brazo, “Unha casiña branca”, y la intención de inculcar a los niños la pasión por la lectura y la escritura.

Pero también con la esperanza de despertar en ellos el interés por una sociedad más justa, incidiendo en males que la acechan como la pobreza o la indiferencia, precisamente escenario principal de “Unha casiña branca”.

Lo hizo de la mano de un proyecto educativo de tanta relavancia como FARO DA ESCOLA, que en el centro educativo grovense definen como “de gran interés para la comunidad educativa”, de ahí su disposición a acoger nuevas actividades como ésta en el futuro."Unha casiña branca"

Y fue así como, con ayuda de una proyección audiovisual que ilustraba a la perfección su libro, Marcos Calveiro presentó a los jóvenes mecos “Unha casiña branca”, que como él mismo destacaba es “una de las obras con las que participo en FARO DA ESCOLA”.

Pero no es una novela cualquiera. Es un canto a la esperanza y contra la marginación social que cuenta “los sufrimientos y sueños de dos niños que viven en un gran vertedero de basuras y luchan por salir de esa vida triste para ser como cualquier otro niño que puede ir a la escuela o al médico”.

Los protagonistas de “Unha casiña branca”, resaltó el autor, “no tienen colegio, hospitales ni familia; están ellos solos, perdidos en un mundo de basura y soñando con tener una vida como la que tenéis vosotros”, explicó a los escolares grovenses.Es realidad

Acto seguido les explicó que “aunque pueda parecer una situación fantasiosa o irreal, por desgracia no lo es, ya que hay muchísimos niños que viven en vertederos a lo largo y ancho de todo el planeta”. A lo que añadió que, “la basura, la pobreza y la miseria no saben de religión, edad o raza”.

Esto llevó a Marcos Calveiro a pedir a los alumnos que hicieran un ejercicio de imaginación y pensaran en “un vertedero del tamaño de O Grove o de Vigo, porque los hay”.La imaginación de los niños

“E imaginaros ahora países y lugares de África, Asia y América Latina donde no tienen un servicio de recogida de basuras, incineradoras ni nada de lo que tenemos aquí, sino que simplemente se acumulan los desperdicios en grandes superficies de terreno para quemarla”, incidió

Todo eso existe, “y en esos lugares con montañas de residuos hay muchísima gente que vive entre basura tratando de sacar cualquier tipo de material con el que conseguir dinero e incluso alimentos”, espetaba mientras en la proyección audiovisual sobre una de las paredes del aula mostraba imágenes de niños rebuscando entre la basura; “como esa gente que podéis ver en O Grove o cualquier otro pueblo rebuscando alimentos en los contenedores”.

Esa es la historia que cuenta con los niños protagonistas de “Unha casiña branca”. Y ese relato de dos críos sumidos “en la más absoluta miseria”, pero luchando por salir de ella, fue el mensaje que quiso lanzar con su charla en O Grove. Un mensaje de pobreza y esperanza que, sin duda, lanza en las páginas de la novela.El papel de Faro da Escola

Calveiro aprovechó la visita a O Grove para destacar el papel que desempeña FARO DA ESCOLA, “dando a los alumnos la oportunidad de hablar sobre el contenido de los libros, pero también ofreciéndoles la posibilidad de charlar con sus autores y hacer cualquier tipo de pregunta o comentario relacionados tanto con la literatura como con la escritura y la lectura”.

Se trata de “animarlos a leer y de que vean que por sí mismos que los escritores no somos extraterrestres ni bichos raros”, indicaba el autor justo antes de dar comienzo a la divertida clase en una de las aulas del colegio Rosalía de Castro.

Añadía Calveiro que “gracias a la colaboración de FARO DE VIGO con estas propuestas también es posible fomentar la lectura y lograr que de vez en cuando los niños aparten los ojos de los teléfonos móviles y los ordenadores”.

Aunque “no es malo el ordenador, porque con estos aparatos también se lee”, pero no cabe duda de que “es muy diferente la experiencia de tener un libro entre las manos”.

De ahí que explicara a los niños que “los libros son más próximos, íntimos y personales”.

El autor de “Unha casiña branca” los animaba así a leer. Al igual que los invitaba a escribir, explicando que “el camino de la lectura, tarde o temprano, puede llevarte a escribir tus propias historias”.

De hecho él empezó así, escribiendo desde niño. Y muchos como él, porque “todos los que escribimos fuimos grandes lectores; no conozco a ningún escritor que no leyera o no lea; es una contradicción en sí misma”.