El municipio meañés ofrece también el testimonio de algunos venezolanos que, al ser descendientes de padres o abuelos gallegos, se han avenido a retornar por linaje para instalarse aquí.

Entre ellos, el matrimonio que conforman Johnny Pestana y Ana González, de padres portugueses él, y gallegos ella -su madre meañesa- dejaron Venezuela en 2017 para instalarse en Dena.

"La situación era insostenible -refiere Johnny Pestana-, durante años regenté una juguetería en las afueras de Caracas, pero la moneda se venía devaluando a un ritmo tal que, cuando vendía un juguete, con el margen de ganancia incluido, el dinero percibido no me daba ni para reponer el mismo juguete, y tenía que poner dinero de mis ahorros si quería volver a ofrecerlo o comprar más juguetes.

Así, no cabía otra que cerrar. De esa forma cualquier negocio de comercio estaba resultando ruinoso en Venezuela".

La situación económica personal se agravó cuando se transformó en vital para su esposa Ana González. En 2009 un accidente de tráfico, en el que fallecieron dos ocupantes del vehículo en que viajaba -entre ellas su madre-, Ana González que quedó tetrapléjica, relegada desde entonces a una silla de ruedas.

"Uno de los medicamentos que precisa mi esposa -explica conmovido Johnny Pestana-, y que le prescribió el neurocirujano, dejó de llegar a las farmacias venezolanas en 2010, y durante años tuve que ingeniármelas para que nos llegase ese medicamento desde España, y cada vez era más complicado.

Además pronto surgió su necesidad de otras medicinas, vitales para ella.

No cabía otra que para agarrarse a la vida, para ello era preciso salir del país. Gracias a Dios, por nuestros ancestros, contábamos con la posibilidad de instalarnos en España. Así lo hicimos y gracias a ello, Ana puede seguir hoy viviendo".