Las administraciones también pueden realizar una prevención activa para evitar que las poblaciones de esta larva se disparen. El Ayuntamiento de O Grove, por ejemplo, ha contratado con una empresa el seguimiento periódico de las colonias del lepidóptero.
El de Vigo es uno de los municipios de Pontevedra que ha apostado de forma más clara por la prevención y control de la plaga.
Sus grandes pulmones verdes son parques como los de O Castro, Castrelos o Samil, y miles de personas pasean por ellos a diario. Así, el Ayuntamiento olívico ha llevado a cabo programas de control de la oruga mediante la instalación de trampas de feromonas para los machos, la colocación de collares "isabelinos" en los árboles para que la procesionaria no pueda bajar, los tratamientos con insecticidas o la retirada directa de los "bolsones"; en noviembre pasado quitaron 115.
