-¿Cómo le llegó la oferta para trabajar en Dinamarca?

-FundingBox, la empresa en la que trabajo desde el 2014, quería empezar las operaciones en Dinamarca y me ofrecieron ser el primer empleado de la empresa en el país. Desde el primer momento lo vi como una gran oportunidad, no sólo para mí sino para Rosa y para Xián.

- Explíquenos un poco más.

Mi hijo en España estaba siguiendo la misma metodología con la que me educaron a mí hace 30 años. Actualmente está estudiando en un colegio internacional, con un plan de estudios que considero es más ajustado a su edad con menos exámenes y deberes y más formación en competencias. En matemáticas trabajan con robots y tiene asignaturas de tecnología, diseño o drama. Rosa comenzó a trabajar en mi empresa a los tres meses de llegar a Dinamarca, así que no podemos estar más contentos de como están yendo las cosas.

-¿Le costó tomar la decisión de irse?

-Siempre cuesta por la familia y los amigos que dejas atrás, aunque cada vez un poquito menos. A mi hijo le costó un poco más, era la primera vez que se mudaba siendo consciente, cuando estuvo en Brasil tenía 2-3 años y ni se enteró.

-Como buen aficionado al baloncesto que es, supongo que en Odense las posibilidades no son muchas.

-Fue de lo primero que cerré en Odense. Joost, un socio en nuestros proyectos, me invitó a unirme a su grupo de baloncesto. Jugamos todos los miércoles por la tarde y luego nos tomamos unas cervezas, por supuesto. Eso sí la edad media es un poco superior a la de la Master Senior League, entre los 50 y 60 están casi todos, pero también nos lo pasamos muy bien como en Vilagarcía.