Para entender la importancia y evolución del erizo en las lonjas gallegas puede decirse que el año pasado se vendieron 640 toneladas por valor de 4,4 millones de euros; una facturación similar a la de 2017, cuando se comercializaron casi 747 toneladas. La cifra récord en cuanto a volumen se marcó en 2005, con 765 toneladas, pero entonces solo se ingresaron 1,3 millones de euros. Esto deja patente que de un tiempo a esta parte empieza a cotizarse este equinodermo como muchos creen que se merece, aunque su precio todavía tenga margen de mejoría para el sector extractivo.

Los mejores ingresos del año pasado, unos 795.000 euros, se alcanzaron en Aguiño, desde donde despacharon 118 toneladas. Como también resultan significativos los 478.000 euros facturados en Baiona (64 toneladas), los 420.000 euros de Cangas (43 toneladas) o los 415.000 obtenidos en Bueu por la venta de 44 toneladas.

Sin olvidar los 371.000 euros que se pagaron en la lonja de Ribeira por 57 toneladas de erizo de mar, ni los cerca de 300.000 euros que consiguieron los buzos de la cofradía de pescadores de O Grove con algo más de 40 toneladas de este recurso.