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Roban un centenar de aparejos calados en Corrubedo a un barco de Cambados

El armador estima que le causaron unas pérdidas de más de 7.000 euros

El propietario de un barco de Cambados de artes menores ha denunciado la desaparición de un centenar de aparejos de pesca, que tenía calados en la zona conocida como A Poza, en el entorno de Corrubedo. Sostiene que le llevaron tanto las redes como las boyas y los calamientos, y que eso le ocasionará unas pérdidas de al menos 7.000 euros, ya que las compañías de seguros no cubren la sustracción de los útiles de pesca.

El armador, propietario del "Marimar", explica que estos días están trabajando a los miños, un arte con el que están capturando especies de pescado. El lunes por la tarde acudieron a la zona conocida como A Poza, y desplegaron allí sus aparejos, que dejaron calados. Regresaron unas horas después, sobre las seis de la mañana del martes, y fue entonces cuando se dieron cuenta de que les faltaban buena parte de sus redes. Y aunque en un primer momento el armador prefirió pensar que había sido un accidente, y que tal vez las había enganchado algún barco arrastrero, a medida que pasaron las horas terminó desengañándose.

"Al principio estaba en la duda de si había sido un arrastrero o un robo. Que yo sepa, nunca pasó que un arrastrero llevase accidentalmente tal cantidad de aparejos, pero por poder, podría pasar. Pero a medida que fui viendo en las aplicaciones de navegación de barcos que no había pasado ningún arrastrero por esa zona el lunes, me fui convenciendo de que había sido un robo", cuenta el pescador.

Otro dato que le hace pensar en lo peor es que en las proximidades de sus redes, estaban caladas las de otro barco de O Grove, con la diferencia de que éstas ya tenían un mayor desgaste. "Y esos aparejos aparecieron picados por la cala", desechándolos tal vez por no estar tan nuevos como los del "Miramar".

El armador añade que los miños estaban a 90 metros, y que probablemente los cargaron en una embarcación grande, "a partir de ocho o nueve metros". "Estas cosas suelen pasar cuando se cambia del centollo para el pescado. Siempre hay alguno que no quiere gastar y le echa mano a quince o veinte aparejos de otro. Pero nunca pasó que se llevasen tantos", lamenta. En su barco trabajan cinco personas, y han tenido que utilizar las redes de repuesto para seguir faenando.

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