La empresa Lantero se instaló en Vilagarcía en los años 50 cuando la configuración de la zona de Rosalía de Castro era muy distinta a la actual. La trama urbana fue creciendo y la fábrica quedó encorsetada sin posibilidad de ampliación. De ahí surgió la necesidad de traslado a otro espacio. El plan de expansión de la industria coincidió con el proyecto de creación de un polígono industrial en O Pousadoiro, dándole la posibilidad a la empresa de trasladarse dentro del mismo municipio.

Los intereses empresariales, los municipales de continuar contando en su territorio con una industria generadora de puestos de trabajo, y los de la empresa autonómica Xestur que promovía el polígono y garantizaba la venta del 50% del suelo industrial en una sola operación, se conjugaron para la negociación del convenio urbanístico. Pero según explicó Francisco González Cudeiro, que fue director de la industria en esa época, las negociaciones con el Concello no resultaron tan fáciles.

Los propietarios de la fábrica entendían que los terrenos ya tenían la categoría de suelo urbano consolidado por lo que no había obligación de realizar importantes cesiones gratuitas de suelo al Ayuntamiento. Pero en la negociación los representantes municipales plantearon varias cesiones: una de 2.275 metros cuadrados con destino a la ampliación de la rúa Caneda; 1.800 metros cuadrados para espacios libres y zonas verdes; 1.700 metros cuadrados para el retranqueo de la calle Rosalía de Castro; además de la cesión al Concello de la propiedad de la fina que está al otro lado de la vía del tren, con una superficie de 2.725 metros.

La propiedad recuerda que estas cesiones, que suponen el 30,7% de la suma de las superficies de las dos parcelas, junto al 10% de aprovechamiento lucrativo a favor del Ayuntamiento sobre el incremento de edificabilidad sobre el que tenía la parcela (5.000 metros cuadrados) "fueron compensaciones voluntarias ya que al tratarse de suelo urbano consolidado no eran legalmente obligatorias, y suponen un gran beneficio para la ciudad".

Otra de las ventajas que destaca Lantero de este convenio es que estas cesiones generarían 175 plazas de aparcamiento público en las ampliaciones de rúa Caneda, en la afección y retranqueo de Rosalía de Castro y en la conexión con la red viaria.

Estas cesiones las aceptó la empresa en el convencimiento de que el Concello de Vilagarcía de Arousa cumpliría su compromiso de incorporar en el plazo de dos años el convenio urbanístico en el PXOM; pero esto no ha ocurrido.

"No somos los únicos perjudicados; también se perjudica al resto de los vecinos de esta ciudad. Las instalaciones de la vieja fábrica continúan deteriorándose y la zona no tiene la imagen que se esperaba. Los vecinos y los visitantes tampoco disponen de las nuevas zonas verdes o las plazas de aparcamiento que son tan necesarias en esta zona", expuso el representante de Lantero.

En cuanto a la cuestionada edificabilidad de la parcela, el empresario apuntó que en la zona hay construcciones ya consolidadas con mayor volumen edificable, incluso en primera línea de playa, que el que se le aplica a las parcelas de la antigua industria en el convenio urbanístico.