Cea abrió ayer las puertas a la solidaridad. Y no lo hizo de manera figurada pues puso en marcha su mercadillo solidario. Fueron tan solo unas horas a la espera de poder abrirse nuevamente en las próximas semanas, pero la crudeza del invierno y las peticiones de muchas familias en el umbral de la pobreza, obligó a ponerse manos a la obra.

En las últimas semanas fueron muchas las personas que se acercaron por el local parroquial para solicitar prendas de abrigo. Las muchas donaciones recibidas a lo largo de los últimos meses ha ayudado no solo a satisfacer las necesidades de muchos, sino que también ha permitido la posibilidad de poner prendas a la venta a precios simbólicos. El fin no es otro que contar con algo de liquidez para afrontar cuestiones como el pago de una bombona o pequeñas ayudas que alivien, aunque sea mínimamente, la pesada carga de una vida bajo mínimos.

"Vino mucha gente a traernos ropa y mantas. Dijimos en redes que lo necesitamos y tuvimos una gran respuesta", afirmó la catequista Ana Rodríguez. Una colaboración popular que también tuvo su manifestación en forma de kiwis ecológicos. Hasta cuatro cajas de veinte kilos se vendieron en la tarde de ayer al precio de un euro el kilo de este fruto cultivado son ningún tipo de añadido químico.

Ha sido tal el volumen de ropa, juguetes o material escolar recogido en Cea que incluso los domingos por la mañana también son varias los necesitados que se acercan para ser ayudados. Pero también son muchos los que aportan tapones de plástico que son entregados a Amigos de Galicia, así como muchos de los excesos de ropa que se acumulan. También la asociación Arroupa en Santiago se beneficia de la buena voluntad que hace de Cea un lugar en el que todos son bienvenidos.