Los termómetros se aproximaron estas noches pasadas a los dos grados, y según las previsiones meteorológicas, el frío continuará durante los próximos días. La estampa que dejan estas gélidas temperaturas es más propia de la Meseta que de las Rías Baixas: campos que amanecen cubiertos de un manto blanco, completamente helados, y viandantes abrigados, muy abrigados, tapados hasta las orejas. Los que pueden, en casa encienden la calefacción, y los que no, deben conformarse con ponerse capas de ropa. Pero hay personas que no tienen nada. Ni casa ni tampoco prendas de abrigo.

Cáritas ya activó el "dispositivo de frío" hace semanas, pero estos días la demanda de mantas y cazadoras ha crecido considerablemente. "En el comedor social tenemos prendas siempre a disposición de quien las pida", recalca el director de la entidad, Francisco Fernández.

Los 365 días del año

Cáritas proporciona los 365 días del año desayuno, comida y cena a todas aquellas personas que lo necesitan y se desplazan a las instalaciones de la Praza da Constitución, en Vilagarcía. La hora más multitudinaria es la de la comida, con una asistencia superior a los 40 comensales. Por la mañana suelen acudir a almorzar entre 10 y 15 usuarios y ya por la noche en torno a una veintena de personas. Es en esta franja horaria en la que la ONG ha centrado sus esfuerzos en estos días de tanto frío, ofreciendo platos calientes como caldos o sopas en lugar del café habitual. No obstante, "hay quien sigue prefiriendo el café o la leche con cacao", apostilla Fernández. A ello hay que sumar el bocadillo, la fruta y el yogur que completan el menú.

En cuanto a la afluencia de personas en el comedor social, no ha variado con la llegada de esta ola de frío. A lo largo de todo el año la ocupación ya es bastante alta, y entre sus usuarios hay de todo un poco, aunque todos ellos tienen un nexo en común: la exclusión social.

Personas sin hogar

Algunos tienen casa, pero otros pernoctan en infraviviendas como chabolas, "pisos patera" o viejas caravanas. También los hay que malviven en propiedades "okupadas", la mayoría de ellas en unas pésimas condiciones de habitabilidad. No son personas sin techo, pero sí personas sin hogar.

Y los que se encuentran en una peor situación son los que pasan la noche a la intemperie, en un parque, un cajero o donde hallan cierto cobijo. Cuando en noviembre Cáritas Interparroquial Arousa conmemoró el Día de las Personas Sin Hogar, revelaba que tenía constancia de una docena de personas que dormían en plena calle.

Este periódico ayer intentó sin éxito conocer el dispositivo de frío habilitado por Cruz Roja, que es la entidad que gestiona el albergue de transeúntes en Vilagarcía.