La senda fluvial prevista trataba de abordar un tramo de unos 3 kilómetros hasta la desembocadura, que permitiría poner en valor el río Chanca, cuya ribera podría ser así recorrida en toda sus extensión desde la desembocadura en Os Pasales (Dena) hasta su nacimiento en Valboa (Armenteira-Meis). Y es que el río ya goza de senda desde Ponte-Lores hacia arriba, llegando justo a la mina de donde brota el agua que alumbra el río.

Ello permitía abordar en una fase posterior la recuperación de 16 molinos de río que se contabilizan entre Ponte Lores y la desembocadura en Dena, muchos de ellos devorados ya por la vegetación silvestre. Y aunque algunos fueron recuperados por sus propietarios -reconvertidos el de A Chanca en restaurante y el de Os Pasales en vivienda-, otros como el molino Vello, el de "O Pedroño", de "O Xurelo", Bermuín, Xamel o Calienta han comenzado a recorrer ya el camino del derrumbe.

Otro hándicap para la construcción de la senda, en lo referente en su caso al curso bajo, fue la ruptura de la entente con el concello de Sanxenxo, suscrito en 2016 y presidido entonces por Gonzalo Pita, con el que se había acordado acometer esta actuación en el tramo entre Abuín y A Chanca (1,5 kms). Según el documento, ambos concellos se comprometían a habilitar en ese tramo un nuevo colector de mayor capacidad para evacuar por la misma tubería, siguiendo la ribera del río, las residuales del Meaño y del polígono de Nantes, y Meaño aprovecharía para disponer sobre el nuevo colector la ansiada senda fluvial. Se trataba en un proyecto conjunto valorado en 600.000 euros en total.