El buen tiempo registrado ayer permitió recuperar bateas, bidones (flotadores) y vigas que estaban a la deriva tras verse seriamente afectados por las adversidades meteorológicas y oceanográficas de días pasados.

Los artefactos flotantes sufrieron más de lo que puede parecer y algunos se soltaron de sus fondeos entre el sábado y ayer. Se sabe de al menos media docena de parques de cultivo afectados, tres de ellos durante la madrugada de ayer.

Son bateas de mejillón y ostra, al menos una de ellas de reciente construcción, que perdieron sus amarres tanto en Vilagarcía como en Cambados y O Grove.

La presencia de bateas o algunos de sus elementos a la deriva no solo puede entrañar graves pérdidas o gastos de consideración para sus propietarios, sino que también supone una amenaza para la navegación.

De ahí que en su recuperación tuvieran que emplearse a fondo tanto barcos auxiliares de acuicultura como Gardacostas de Galicia y naves especializadas en la materia como "Insuiña Rande" y "Hércules", pertenecientes a empresas dedicadas a todo tipo de reparaciones marinas y reflotamiento de barcos y demás artefactos flotantes.

Es de destacar la aparición de una de las bateas varada entre Rons y Porto Meloxo (O Grove), como también el caso de otra que fue vista y recuperada cuando iba a la deriva entre la península meca y la isla de Areoso.

El "Insuiña Rande", por ejemplo, recuperó un bidón flotador de batea que se había hundido en Meloxo y un vivero de ostra de la zona de Cambados que apareció en O Grove y fue devuelto a su punto de fondeo.

Uno de los marineros que dieron la voz de alarma por la presencia de artefactos a la deriva explica que "eran las nueve de la mañana cuando íbamos hacia O Grove y a unos mil metros del polígono de bateas vimos una nueva, sin identificación de ningún tipo, que se había soltado, quizás debido a un fallo en la cadena".

Al margen de este caso, que fue comunicado a Gardacostas, destaca el de otra batea a la que falló el sistema giratorio y acabó soltándose el sábado en uno de los polígonos de Vilagarcía.

Explican los mejilloneros que "las bateas no solo pueden soltarse cuando hay temporales extremos; a veces lo hacen días después".

Detallan que tras varios días "soportando la tensión", con el mar golpeando el emparrillado -de ahí las roturas que pueden producirse- y tirando brutalmente de las cadenas, "los problemas pueden surgir cuando la cadena se aploma; puede fallar el aparato giratorio y a veces basta con que una cuerda se enrolle en la cadena para que se suelte".