El carril único de circulación alterna en el vial de orillamar a Vilaxoán (calle Víctor Pita) ha durado un suspiro. Inicialmente estaba previsto que funcionase a modo de prueba durante dos meses, pero las continuas averías en los semáforos instalados en la zona para regular el tráfico han empujado al Concello de Vilagarcía a cambiar sus planes y a poner fin a lo que la oposición tilda de "experimento". Así, los operarios municipales apagaron ayer a mediodía definitivamente los dispositivos ubicados en la curva de la depuradora de Ferrazo y en la playa de Canelas. Pese al fracaso de este proyecto piloto de calmado de tráfico, el gobierno municipal asegura que no tirará la toalla y se compromete a seguir "buscando alternativas que posibiliten la recuperación integral de la fachada marítima entre Carril y Vilaxoán".

Lo más curioso de toda esta polémica es que por el momento se desconoce el motivo de los sucesivos apagados de los semáforos (tres veces esta semana). "El problema reside en la inexplicable reiteración de averías que se produjeron en la señalización semafórica que regula el paso de los vehículos de forma alterna a las que ni los técnicos del servicio municipal de Alumbrado ni los de la empresa suministradora de los equipos encontraron causa", explican desde el ejecutivo socialista.

Según los profesionales, tanto las conexiones al tendido eléctrico como los propios semáforos "están en perfecto estado", por lo que "no se explican" los continuos apagados de los dispositivos de Víctor Pita cuando los restantes de la ciudad no registraron ningún problema.

Es cierto que la primera incidencia, detectada el domingo, el Concello la justificó con una posible bajada de tensión de la potencia eléctrica, una idea que finalmente ha sido descartada, pues en los siguientes apagados (miércoles y jueves) no se produjo ninguna variación en la tensión.

Así las cosas, el gobierno de Alberto Varela descarta que la finalización antes de lo previsto de la prueba de calmado de tráfico en el vial de orillamar esté relacionada con el flujo del tráfico. "Los días en los que permaneció operando el carril único con circulación alterna regulada por semáforos, exceptuando la lógica confusión de los dos primeros días en las horas puntas, la medida funcionó sin problema, con tiempos de espera similares a los de cualquier otro semáforo de la ciudad", consideran desde Ravella. Y es que el tiempo máximo de parada era de minuto y medio.

Aunque la supresión de un carril para el tráfico rodado a modo de prueba contaba con el respaldo de la asociación vecinal de Vilaxoán, hay residentes que no opinan lo mismo. De hecho desde el principio esta medida ha generado controversia, tanto en el ámbito político como a nivel social.

Sin ir más lejos, un vecino de Víctor Pita, indignado con los reiterados apagados de los semáforos y el riesgo que ello conlleva, advierte de que el tiempo para atravesar el vial de orillamar antes de que el otro dispositivo se pusiera en verde era muy corto. Además, denuncia la falta de accesibilidad en la zona, pues una vez que una persona en silla de ruedas o con un carrito cruza un pasos de peatones del lugar, tiene dificultades para subir a la acera porque se encuentra con el bordillo.