Los hosteleros de O Grove que participan en las decimosextas Xornadas da Centola también están satisfechos. Lorena Moldes, del Pan de Millo, cuenta por ejemplo que ha tenido que reservar dos noches para su tradicional "centolada" con cena-baile. "Otros años lo hacíamos un sábado, pero éste había tanta gente que nos vimos obligados a hacer dos".

Según Moldes, aunque los fines de semana es cuando más trabajan, "en el día a día también nos está yendo bien", hasta el extremo de que cada vez hay más gente de fuera de la comarca, "que viene a propósito a O Grove a tomar centolla".

También está contento José Luis Padín, de A Solaina. "Las Xornadas están bien, y creemos que son un evento necesario". Dice que aunque la pasada semana fue "un poco floja" de lunes a jueves, confía en que ésta que empieza "sea mucho mejor" por el puente de la Constitución. Las jornadas terminan el día 9, domingo.

La centolla se ha convertido en uno de los símbolos de identidad de O Grove. Las jornadas no consisten únicamente en "centolladas" en los restaurantes, sino que hay actividades complementarias, como la subasta benéfica de mejores ejemplares -se llegaron a pagar 120 euros por una hembra-, o el árbol de Navidad de cinco metros decorado con caparazones del sabroso crustáceo.