Está siendo un buen año para el mejillón gallego, las descargas son importantes en sus muelles en esta segunda mitad del ejercicio y la demanda sigue en aumento, tanto a nivel nacional como internacional. Pero esta positiva tendencia se ve torpedeada y afecta a la línea de flotación del sector bateeiro por un viejo problema que no es capaz de sacudirse: La llegada de un molusco que, a pesar de carecer de la misma calidad, hace que el precio del "oro negro" de los viveros flotantes siga anclado en el pasado.

A pesar de los múltiples intentos y la distintas fórmulas aplicadas a lo largo de la historia para revertir esta situación, los mejilloneros parecen incapaces de conseguir que se valore en su justa medida el trabajo que realizan y se reconozca en forma de mejores cotizaciones la calidad del producto que introducen en la cadena alimentaria.

Puede ser cierto que los precios del producto se incrementaron en un 26% en el periodo 2002-2017. Pero desde luego también lo es que sirvió de poco, pues en ese mismo margen de tiempo el IPC subió un 42,9%, tal y como apuntan en el Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia.

De ahí que los bajos precios para un marisco tan importante como el mejillón sigan siendo un lastre, como bien saben tanto los bateeiros "de la ropa de aguas" y los dirigentes de las diferentes entidades productoras como también el citado Consello Regulador, que lleva tiempo luchando por el correcto etiquetado del producto y la diferenciación del mismo, desde el convencimiento de que esto contribuye a mejorar la rentabilidad.

Pero esa labor no consigue que los precios den el salto deseado porque tampoco es posible impedir que siga introduciéndose en el mercado un producto foráneo que algunos tratan de hacer pasar por autóctono para aprovecharse de su prestigio, sin importarles que esta práctica sea un fraude.

En el Consello Regulador, presidido por el rianxeiro Francisco Alcalde, inciden en ello para dejar patente que esta situación repercute negativamente en los precios, tanto del mejillón destinado a la transformación -cocederos y conserveras- como al mercado de fresco (depuradoras).

Dicho órgano lamenta así "la entrada masiva de producto foráneo" en el sector industrial o transformador. Y al mismo tiempo advierte de que esa llegada de molusco extranjero provoca un cambio de tendencia de los transformadores -las fábricas demandan menos cantidad- que a su vez genera un incremento de la producción del mejillón gallego que se destina a fresco.

Prueba de ello es que hasta el año 2007 "se destinaba el 60% a transformación y el 40% a fresco", pero desde entonces la tendencia se fue invirtiendo hasta hacer que se intercambiaran los porcentajes, generándose ya el 60% de mejillón para las depuradoras y el 40% restante para industria.

Algunos se preguntarán el por qué de ese cambio. En el Consello lo tienen claro cuando recuerdan que "en 2007 se aplicó el arancel cero" para las importaciones del mejillón chileno; el conocido como chorito.

Esto hizo que "conserveras con intereses en el extranjero redujeran su demanda de mejillón gallego en favor del foráneo" incluyendo en sus productos, a pesar de todo, el término o la leyenda "de las rías gallegas", lo cual "constituye un fraude para el consumidor y una práctica de competencia desleal", recuerda la DOP.

¿Qué supone todo esto? Pues "una disminución en los precios de origen que repercute negativamente en las economías familiares".

¿Y cuál es la solución? Según el Consello Regulador pasa por apostar por la marca de calidad Mexillón de Galicia, ya que "supone la garantía definitiva para el consumidor", quien al encontrar en los puntos de venta el sello de esta DOP "sabe que el producto que adquiere tiene el origen que busca y cumple sus expectativas".

Abundando en esto, el Consello considera que "la DOP es el aliado ideal para la industria, por cuanto confiere a su producto un valor añadido ligado a la excelencia y la diferenciación".

Como consideran, igualmente, que los beneficios se extienden entre el conjunto de la mitilicultura y la comunidad, ya que "el crecimiento de Mexillón de Galicia tiene repercusiones positivas tanto para el sector como para la actividad económica en general, al contribuir al incremento de las rentas familiares y a la generación de empleo".