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Platos dulces y salados que pasan todos los controles

Los "cogumelos" están por las nubes. Su precio se ha cuadruplicado en los últimos años por la escasez de setas en los montes de Galicia; son tan caros que en las fiestas de exaltación tienen que recurrir a la industrial para vender la ración por cinco euros.

Esto es lo que ocurrió ayer en Vilagarcía. En la vigésimosexta edición de la fiesta micológica todos los platos, salvo los que se presentaron a concurso, fueron preparados con producto comprado en tienda porque "los níscalos cortados en el monte se pagan a 26 euros el kilo, los bolletus a 25 y la cantarela ni se ve", explica el presidente de la asociación vilagarciana Carlos Puga. Casi como el marisco.

El problema tiene relación con el cambio climático, una tendencia de los últimos años. Las estadísticas meteorológicas confirman la baja pluviosidad en Galicia en los últimos meses del año. Y esa falta de humedad impide el nacimiento de las setas pues si apenas se ven las comestibles tampoco las tóxicas como la espectacular amanita.

Por ello, la agrupación de Vilagarcía se replantea un nuevo retraso en la celebración de futuras ediciones. "El año que viene la aplazaremos una semana", propone Carlos Puga quien subraya que la situación se abordará en asamblea. No es la primera vez que toman esta medida. Desde que comenzó la fiesta hace 26 años, la feria ya se celebra a mediados de noviembre cuando en su origen la cita era a principios del mes de Santos.

Pero en los últimos años apenas se ven setas en los montes gallegos, como constatan cada día los aficionados que recorren toda Galicia en busca de los mejores ejemplares.

"Este año escasea tanto que apenas nos ha quedado la muestra para la celebración de esta fiesta; la que tenemos de monte es congelada y la restante es de origen comercial", subraya Puga quien no oculta su preocupación por la situación. Y es que los platos con bolletus o cantarella recién cortados en el monte nada tienen que ver con las lepiotas o champiñones que vienen en bandeja de cualquier lugar del mundo. El paladar lo diferencia como con el pollo de granja o el de corral. Porque, simplemente, no es lo mismo.

Con todo, los cocineros han sabido recrear platos excepcionales en la Plaza de A Peixería. Rubén García Castrelo "Pachi", Ricardo Torrijos y Pepe Padín, acompañados por sus ayudantes de cocina, han preparado cuatro platos que a nadie dejó indiferente. En concreto se sirvieron con arroz, con habichuelas, con carne y patatas o los excelentes pimientos del piquillo rellenos. "Todas las preparaciones recibieron alabanzas", asegura Puga, quien recalca que los últimos comensales abandonaron A Peixería "a eso de las cuatro y media de la tarde", pues quien más y quien menos quiso repetir.

Por tanto, la fiesta continuará aunque haya que suplir las setas autóctonas por otras de procedencia comercial, pues el arte de los cocineros también cumple ese papel de promoción de uno de los productos más recomendados en los libros de cocina.

La afición en O Salnés por el mundo de las setas viene de antiguo, pero Puga quiere recordar en esta 36 edición al primer promotor del certamen: Manuel Bueno Piñeiro. "Él fue quien nos animó a hacer una primera degustación popular hace 36 años y el que preparó la primera paella de setas a principios de los años ochenta", recuerda.

En los próximos días se valorará qué hacer la próxima fiesta. De momento está garantizada pero los organizadores consideran también que es necesario un relevo en la dirección para que ésta continúe. Y para ello tendrán que acomodarse también a los cambios del clima, por lo que no se descartan nuevos retrasos futuros en la celebración.

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