Desde hace dos décadas, la peña Carcamáns se ha convertido en el elemento para canalizar el sentimiento celtista que existe desde siempre en A Illa. Nació como un pequeño grupo de amigos que quería acudir a Balaídos a animar al equipo de su alma. Sin embargo, con el paso de los años, ha adquirido una dimensión espectacular, con más de 700 socios de A Illa y de otros municipios, y convirtiéndose en una de las más dinámicas del celtismo, con iniciativas novedosas de todo tipo.

Ayer fue un día de celebración para la peña, recordando los veinte años de existencia, una jornada que arrancó a las 19.00 horas con un acto en el Concello en el que participaron representantes del club y de la Federación de Peñas del Celta de Vigo. Junto a ellos acudió Sergio Álvarez, "O gato de Catoira", que posó pacientemente con todos los peñistas que se acercaron tanto a la Taberna dos Baláns como en el salón de plenos. El portero celtista también tuvo una sorpresa ideada por los más pequeños de la peña celeste, que hicieron una colecta para entregarle un regalo por su reciente paternidad.

Tras las fotos y discursos, gran parte de los participantes se trasladaron a Tragove, al restaurante Forniños, donde se celebró una comida de confraternización en la que participaron cerca de dos centenares de personas, algunos de ellos llegados desde Vigo expresamente para participar en el evento.

Durante la cena se entregaron diferentes distinciones a representantes del club y a peñistas que trabajaron de forma desinteresada en la organización de algunos de los eventos que se han celebrado este año.

Los Carcamáns han celebrado por todo lo alto este veinte aniversario, ya que en el pasado mes de junio, organizaron la IV Romaría Celtista, un evento que capitalizó la atención del celtismo durante meses y que contó con la participación de varios cientos de personas en un acto que incluyó un pregón a cargo del humorista Carlos Blanco, una gran comida de confraternización en la calle Ribeira de Chazo y un concierto con grupos como Keltoi, Igmig o The Vacas.

El evento fue un éxito, pero la peña quiso ir todavía un paso más allá. Así, el pasado mes de septiembre rememoraba viejos tiempos y reeditaba el viaje en catamarán desde el muelle de O Xufre hasta Vigo para asistir al encuentro entre el Celta y el Valladolid, que acabaría con 3-3 en el marcador. El viaje, de más de tres horas, fue espectacular, aunque hubo que lidiar con la espesa niebla que cubrió toda la costa de las Rías Baixas y que se mantuvo hasta que el barco dejó atrás las islas Cíes. Quedaba pendiente este año la tradicional cena de confraternización de la peña, una cita que se puso para el día de ayer con el fin de aprovechar el parón obligado de la liga por las competiciones de selecciones nacionales.