Los promotores de furanchos apremian el concello de Meaño a la redacción y aprobación de una normativa municipal, con su consiguiente registro, para permitir la apertura de este tipo de establecimientos en el municipio meañés. Y es que, aún siendo uno de los ayuntamientos con más número de este tipo de furanchos, Meaño carece de una normativa legal que ampare su apertura y regulación. Y es que la gran mayoría de los que permanecen abiertos, promocionándose como furanchos, disponen en realidad de licencia como establecimiento hostelero, pudiendo así abrir durante todo el año.

Ya algunos solicitantes de licencia para apertura de furanchos reglados se personaron en el concello demandando el permiso de apertura formal, aportando dispuesto a aportar para ello la documentación que exige la Xunta. Sin embargo, tal concesión no fue posible al carecer Meaño de ordenanza municipal que regule la actividad. Uno de los solicitantes, lamenta la situación creada: "me personé en el concello -explica-, y tanto funcionarios como representantes del gobierno me instan a que abra como local hostelero, pero yo no pretendo eso, yo únicamente demando abrir mi establecimiento, que es un furancho al uso, los tres meses que permite la normativa autonómica vigente".

Desde noviembre de 2012 la Xunta aprobó el decreto que brinda un marco legal a este tipo de establecimientos, debiendo a los concellos partir de ahí crear su ordenanza propia adaptado al marco de dicha ley. "Ribadumia, Cambados y otros concellos vecinos -agrega uno de los afectados- cuenta ya con ordenanza propia, pero el concello de Meaño no se ha movido en este sentido en los últimos seis años, y estamos ahora ya de nuevo al filo del período de apertura para este 2018".

Y es que la norma autonómica vigente establece que los furanchos deben abrir sus puertas durante un máximo de tres meses, que empezarán a contar a partir del 1 de diciembre, disponiendo de un plazo máximo para agotar esos meses que llega hasta el 30 de junio, pudiendo solicitar el establecimiento una prórroga que podría llegar, como máximo, hasta el 31 de julio. Durante esos meses cada furancho puede elegir el período de apertura para agotar esos tres meses de máximo que fija la Xunta.

Excendentes del vino

El objetivo de estos establecimientos es, únicamente, estar dedicados a la venta de excedentes de vino de cosecha propia, el cual no deber servirse embotellado, sino que deberá dispensarse directamente del barril.

Cada furancho podrá acompañar el vino con el ofrecimiento de un máximo de cinco tapas, que deberán estar contempladas en la ordenanza de cada concello, y que podrán escogerse entre las fijadas por el decreto autonómico que son siguientes: embutidos, quesos, pimientos de padrón, oreja, chorizo, zorza, lomo, costilla, huevos fritos, sardinas o jureles a la brasa, callos con garbanzos o alubias, tortilla de patatas y empanada o empanadillas.

Se pueden considerar como furanchos los locales utilizados como vivienda. Eso sí, a la hora de solicitar apertura, cada establecimiento deberá acreditar el haber realizado las declaraciones obligatorias del sector vitivinícola ante el órgano competente. Para ello los titulares tendrán que haber regularizado la totalidad de su viñedo en el Registro Vitícola de Galicia, abonar la tasa correspondiente y haber suscrito una póliza de responsabilidad civil.

Los furanchos ó loureiros deberán cumplir además la normativa vigente tanto en prevención de protección contra incendios, como la sanitaria relacionada contra el tabaquismo. A fin de facilitar las inspecciones administrativas los establecimientos tendrán un distintivo oficial que se renovará anualmente.

Una inquietud la de los furancheiros meañeses que ya emergía en 2012, de mano de un colectivo que abanderaba Antonio Miniño Joven, que agrupaba a 28 loureiros de Sanxenxo y Meaño. Demandaban al entonces alcalde Jorge Domínguez que accediera a la concesión de autorizaciones, de las que se tiene constancia documental se rubricaron cuando menos dos, una de ellas en la localidad e Cobas, que es una Meca particular de los furancheiros arousanos.