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Recuperadas 4.500 nasas desde que comenzó la pesca de pulpo y nécora en los caladeros gallegos

Estos aparejos, intervenidos por Gardacostas de Vilaxoán, alcanzan los cuarenta kilómetros de longitud

En las semanas previas al comienzo de cada campaña extractiva, e independientemente del trabajo que sus efectivos realizan a diario en los bancos marisqueros, Gardacostas intensifica los controles por tierra, mar y aire. Lo hace ahora, a las puertas de la temporada del centollo, y lo hizo desde mediados de junio, en vísperas de la de nécora y pulpo.

Respecto a esto último hay que destacar que desde entonces el personal de Gardacostas adscrito a la unidad operativa de Arousa Sur, en Vilaxoán, recuperó 4.738 nasas y 50 "cacharros".

En su interior había 807 kilos de cefalópodo y 171 del citado crustáceo, además de 85 kilogramos de conguito, 39 de congrio, 25 de centollo, ocho de buey, un kilo de bogavante y 2,5 de santiaguiño.

Procede detallar que las nasas del pulpo se atan unas a otras con una separación de entre 5,5 y 6 brazas para formar las caceas. Teniendo en cuenta que una braza equivale a 1,8288 metros es fácil concluir que con una distancia de diez metros entre nasas esas caceas recuperadas sumaba más de cuarenta kilómetros de aparejo ilegal, tal y como confirman en Gardacostas.

Y por si fuera poco, en ese mismo periodo los efectivos de este departamento perteneciente a la Consellería do Mar se incautaron de 158 nasas butrón y dos palangrillos, recuperando de este modo 75 kilos de pescado y doce de choco.

Desde la Xunta indicaban el miércoles que los guardacostas y la Guardia Civil habían intervenido 1.600 kilos de sardina y una furgoneta en un control por carretera en el peaje de la AP-9, además de 628 kilos de jurel en un operativo desplegado en Serra de Outes. Esto se sumaba al decomiso de 945 kilos de pescado y marisco y 700 útiles de pesca, casi todo nasas, realizado en los nueve días previos en toda Galicia.

Teniendo en cuenta estas últimas operaciones contra el furtivismo y el trabajo realizado en el mismo sentido desde junio -en la campaña de control de la nécora y el pulpo antes aludida- es fácil concluir que la lacra del furtivismo sigue muy presente en aguas gallegas, a pesar de los importantes golpes asestados a los ilegales a manos de la administración y las fuerzas de seguridad.

Las consecuencias

Ni siquiera su tipificación como delito ha servido para disuadir a los responsables de estas acciones, especialmente graves en la ría arousana.

El declive de bancos de libre marisqueo como el de Cabío, las pérdidas originadas en las autorizaciones marisqueras de prácticamente todas las cofradías de pescadores de la ría, el riesgo para la salud pública que entraña esta práctica ilegal -sobre todo en el caso del tráfico de vieira- y la esquilmación de productos como el centollo, nécora, pulpo y tantos otros son las consecuencias directas de la pesca ilegal.

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