Finiquitada supuestamente la crisis económica, los días de vino y rosas no han vuelto para todos. Para cientos de arousanos, la crisis sigue siendo hoy su pan de cada día. Así lo afirman al menos las dos grandes organizaciones de asistencia social que operan en la comarca de O Salnés, Cáritas Interparroquial de Arousa y la Fundación Amigos de Galicia.

Una portavoz de este último colectivo manifiesta que "no hemos notado un cambio en el número de usuarios. Es cierto que no se ha producido un repunte, como en los peores momentos de la crisis, pero tampoco ha bajado". Para Amigos de Galicia, hay varios grupos sociales que se han quedado al margen de la recuperación económica. Y llaman la atención especialmente sobre las familias monoparentales en las que el sustento de la unidad familiar depende de la mujer. "También estamos notando en Vilagarcía un aumento de las ayudas a víctimas de violencia de género", añaden en Amigos de Galicia.

En Cáritas Interparroquial hacen el mismo diagnóstico. "No llegamos a las cuotas altísimas de usuarios de hace unos años, pero también es cierto que la mejoría económica no está llegando a todos los grupos sociales. Hay gente que los únicos trabajos que encuentra son temporales".

En el caso de esta organización, añaden que las personas sin formación académica son las que tienen más difícil engancharse de nuevo al mercado laboral. Algo con lo que también concuerdan en Amigos de Galicia. "El camino va por ahí, por conseguir que esas personas se formen de modo que sean capaces de lograr y mantener un empleo por ellas mismas".

Los usuarios

En Cáritas sostienen que "aunque no esté aumentando el número de usuarios, sí aumenta el de ayudas que se les prestan". Personas sin hogar y colectivos históricamente marginados, como algunos miembros de la etnia gitana, siguen siendo de los que más necesitan de la ayuda de esta ONG. Pero también abundan las mujeres. "En muchos casos, son la persona que sustenta la familia o está separada y el exmarido no le ayuda", explican en Cáritas.

De hecho, apuntan, aunque los usuarios mayoritarios del comedor social de la calle Juan Carlos I sean hombres, "quien se acerca aquí a pedir ayuda casi siempre son las mujeres".

Amigos de Galicia, por su parte, presta asistencia actualmente en Vilagarcía a 25 familias, entre las cuales suman 77 personas. Les ayudan de maneras muy diversas, como por ejemplo con el envío periódico de paquetes de alimentos, la entrega de ropa o el pago de libros y material escolar a principios de curso, dado que hay casos en que las becas no se abonan hasta finales de invierno o primavera.

Uno de sus programas más recientes es "Un novo camiño", pensado para echar una mano a las víctimas de violencia de género, y atienden actualmente a 20 mujeres con él. Además, han puesto en marcha una oficina de empleo en Matosinhos -en las proximidades de la guardería municipal- donde en lo que va de año hicieron casi medio millar de atenciones -en algunos casos, varias a una misma persona-, y lograron la inserción laboral de 326 personas en Galicia.

Esta oficina está atendida por un equipo de técnicos, entre los cuales hay orientadores laborales, psicólogos y abogados. Se trata, al final, de invocar la vieja fórmula mágica. "Hay que apostar por la inserción laboral para combatir el riesgo de exclusión social", concluyen.