El 1 de noviembre convirtió los camposantos de la comarca en un florido recordatorio a los familiares ya fallecidos. La peregrinación de personas a visitar las tumbas fue continua a lo largo de toda la jornada. Ni siquiera la pertinaz lluvia en momentos del día privó el sentido homenaje propio de la fecha.

En Cambados la actividad ya se fue atisbando en el movimiento generado en el Salón Peña. Allí se celebró un año más el mercado de las flores y desde el pasado martes se fue confirmando la intensa participación vecinal en un día tan señalado. Incluso fueron muchos los cambadeses que ya en los días previos quisieron engalanar las lápidas y los panteones como clara muestra de que el recuerdo de los suyos sigue muy presente.

Incluso fueron muchos los vecinos de Cambados y A Illa que se acercaron a pasar unos días a sus domicilios familiares para pasar unas horas de recogimiento junto a los suyos, aprovechando en muchos casos el puente en sus desempeños laborales. Una de las cuestiones que sufrió una leve alteración respecto a lo previsto fue el desarrollo de la liturgia habitual en el cementerio de Santa Mariña. Y es que la lluvia obligó a trasladar el oficio de cada 1 de noviembre a la iglesia parroquial. Todos los cementerios lucieron un adorno del Concello, que este año, optó por instalar figuras florales en forma de lágrima.

En A Illa, otro de los municipios donde se vive con intensidad el Día de Todos los Santos, gran parte de los vecinos permaneció en el cementerio durante la noche. El camposanto fue iluminado por el Concello y por cientos de luminarias instaladas por los propios vecinos.