Se abrió estos días una polémica en Dena sobre la decisión de un vecino que reclama como propiedad particular una zona de aparcamiento en el centro, enclavado en Ponte-Dena, al lado mismo de Mercadena y muy recurrido por los automovilistas. El vecino en cuestión decidió colocar cuatro grandes vigas de madera procedentes de viejas bateas, para cerrar el acceso al parking, y trasladó los contenedores de basura del concello al exterior del recinto. Al día siguiente operarios municipales retiraban las vigas a primera hora, pero el propietario las repuso de nuevo al día siguiente. Y desde hace así una semana no es posible acceder así con vehículos al parking.

El asunto llegó al pleno en la última sesión en que la oposición preguntaba a la alcaldesa sobre el particular. La alcaldesa Lourdes Ucha explicó el proceder del consistorio, retirando las vigas, y la del propietario restituyéndolas. Según afirmó la regidora "es un asunto que viene de hace años, pero tanto la propiedad como el uso de ese terreno está afectado por la franja que linda con el regato Fondón que discurre por debajo entubado".

Durante décadas el terreno vino actuando como parking del bar Bartolo, establecimiento que cerró sus puertas en 2009, y que estaba regentado por Manuel Fernández, dueño de la finca y la vivienda".

El propietario se avino en los 90 a que el concello de Meaño, presidido entonces por Jorge Domínguez, aglomerara el firme y delimitara las plazas de estacionamiento, incluida una para discapacitados que es la única que existe en Dena. El proceder del propietario fue laxo en esos años para que pudieran hacer uso del estacionamiento otros automovilistas, fueran o no clientes del bar. Pero tras el cierre del Bartolo su uso vino derivando en la práctica a modo de público.