Durante las últimas semanas, los cazadores han subido al monte en busca de jabalíes. Las batidas de esta especie están permitidas desde agosto, tras detectarse los primeros daños en las plantaciones de maíz. Las primeras semanas fueron casi infructuosas, pues hacía tanto calor que los perros apenas podían subir al monte a buscar el rastro de los "porcos bravos".

A medida que enfriaron las temperaturas en septiembre, las batidas han empezado a ser más exitosas. Así, los cazadores de Meaño abatieron la semana pasada a dos ejemplares, uno de ellos un macho de 130 kilos de peso.

También estuvieron acertados los miembros de Karsita, que durante el fin de semana dieron muerte a tres jabalíes. Jesús Beloso apunta que "este año hubo muchos daños en las fincas", y admite que el jabalí es uno de los animales que más quebraderos de cabeza les dan. "Hay gente que aún piensa que los soltamos nosotros, o que no nos interesa matarlos", arguye.

Beloso afirma que para las sociedades no es sencillo acabar con el jabalí, "porque son animales que pueden hacer daño en una parroquia y tener la cama en otro monte, a muchos kilómetros de distancia. Y los cazadores podemos seguirle el rastro, pero en cuanto llegamos al límite de nuestro coto, si está en otro, ya no podemos hacer nada". Por eso, afirma que un animal que destroza un maizal en Castroagudín puede dormir en Lobeira.

Una de las principales características de este animal es que puede desplazarse largas distancias durante una sola noche, llegando incluso a cruzar vías rápidas y autovías cuando éstas están incorrectamente valladas.

Cuando la hembra se desplaza con los jabatos es cuando suelen producirse los daños más considerables en los cultivos agrícolas.