Emma Torres es la concejala de Cultura y de Turismo en el gobierno socialista de O Grove. Pero es, también, la principal organizadora de la Festa do Marisco, un auténtico "monstruo" que devora el 5% del presupuesto municipal al que hay que dedicar muchos días, semanas e incluso meses de trabajo a lo largo del año. Casi extenuada, a las cinco y media de la tarde de ayer, cuando cerraba la última caja y se daba por concluida la edición 55 del "comedor de Galicia", la edil reflexionaba para FARO sobre el resultado del evento.

-¿Cuál es el balance?

-Casi 160.000 raciones, 722.000 euros, carpas, restaurantes y hoteles llenos, buen ambiente e infinidad de felicitaciones recibidas por la calidad del producto. ¿Qué más se puede pedir? Lógicamente el balance es altamente positivo. Estamos enormemente satisfechos por haber mantenido el nivel que se merece en cuanto a calidad del producto y promoción turística; muy satisfechos también con el resultado de los cambios que emprendimos hace tres años.

-¿Qué quiere decir?

-Pues por ejemplo que notamos un rejuvenecimiento del público, que se ha vivido un ambiente muy positivo y que no hay quejas de ningún tipo, sino todo lo contrario. La gente disfrutó, ofrecimos una imagen positiva de O Grove y del producto y, repito, recibimos muchas felicitaciones por la calidad. Al fin y al cabo de lo que se trata es de lograr que la gente se marche contenta y con ganas de volver a O Grove. Sabemos que probablemente hay cosas que mejorar en el futuro para seguir creciendo, pero el cambio importante que queríamos dar está ya consolidado.

-¿Qué se puede mejorar?

-Puedes estar veinte años trabajando y aportando cosas uno tras otro que siempre hay algo por mejorar o incorporar, ya que es una fiesta con enormes posibilidades que siempre puede seguir creciendo. Creo que la estructura está más que consolidada, pero obviamente se nos ocurren muchas cosas que nos gustaría poder hacer, aunque todas llevan tiempo y hay que darles mucha vueltas; de hecho pusimos en marcha ahora ideas que ya barajábamos desde hace años. Lo importante de verdad es que los vecinos se den cuenta del enorme patrimonio que tenemos entre manos y de sus enormes posibilidades.

-Habla usted en clave de futuro, y como publicó FARO hace días aún no tiene decidido si va a presentarse como candidata en las elecciones de 2019, aunque en el PSOE tratan de convencerla para que siga. ¿Significa esto que ya tomó la decisión de continuar?

-(Risas). ¡No, que va! Tengo que hablarlo con los compañeros. Lo cierto es que esto absorbe muchísimas energías; organizar un evento de este tipo durante cuatro años cansa mucho, y al no estar liberada como concejala tengo que dedicarle un tiempo que a veces no tengo, por lo que resulta desesperante. Aún no sé qué va a pasar con mi futuro político.

-Pues quedémonos en el presente, o mejor dicho, en lo que ya es pasado: ¿Qué aspecto destacaría de la fiesta clausurada ayer por encima de todos los demás?

-La calidad del producto y la limpieza. Por un lado debo decir que apostar por el producto local fue una decisión fundamental, y sin el apoyo de la cofradía de pescadores no habría sido posible. El haber introducido los mariscos de nuestro puerto y nuestra gente disparó la fiesta; está claro que el producto de aquí no tiene suplente. En cuanto a la limpieza del recinto, ha vuelto a ser uno de los aspectos mejor valorados. Todos nos dieron la enhorabuena por esto y es un ejemplo a seguir por otros eventos. Es impagable que el comedor esté siempre limpio o llegar a los baños de la zona de conciertos a las dos de la madrugada y ver que están impecables. También estoy especialmente orgullosa con las actividades organizadas, pues convertimos el recinto de la fiesta en un gran centro cultural.