Alguien podría pensar que con miles de personas comiendo marisco bajo las carpas al mismo tiempo el recinto puede convertirse en una especie de estercolero, con todo tipo de residuos tirados por el suelo. Pero nada más lejos de la realidad. El sistema de limpieza vuelve a funcionar, y a pesar de la multitud las carpas de degustación ofrecen su habitual imagen de pulcritud, siendo éste, año tras año, uno de los aspectos mejor valorados por los visitantes.