En un reportaje publicado por FARO DE VIGO en 2013 sobre su experiencia en Guinea Bissau (África) como enlace del Frontex, el ahora capitán Formigo relataba que los niños eran raptados "para prostitución en países próximos, esclavitud en Asia y tráfico de órganos". Una de sus experiencias más duras en relación con la inmigración ilegal fue la visita de un jefe tribal: "Recorrió cientos de kilómetros andando y llegó con una foto en blanco y negro y un número. Era su primogénito. Lo buscaba desde hacía años. No había hecho la llamada de la victoria desde Canarias: "Estoy en el paraíso". Creemos que falleció. Fue imposible localizarle".

De hecho una de las principales misiones de Pablo Lorenzo en África era advertir a la población local de que España no es el paraíso que mucha veces se les vende por internet y de las dificultades del viaje, pues la mitad de los que se los proponen fallecen en el intento y los que consiguen llegar a tierras españolas corren el riesgo de ser repatriados.

Los enlaces del Frontex, como el capitán Formigo, han tenido que luchar contra la publicidad engañosa de las supuestas agencias que anuncian el viaje en piragua como si de unas vacaciones al Caribe se tratasen. Los precios de aquel momento, en 2013, rondaban los 500 o 600 euros para los hombres, importes que se elevaban hasta los 1.500 euros si se trataba de una mujer. No obstante el viaje podría llegar a los 2.000 euros si incluía "extras", como salvavidas, ropa de abrigo, botas o comida, por ejemplo.