En los últimos días, dos ríos de Meis están sufriendo una sucesión de vertidos procedentes de casas particulares, según el alcalde, José Luis Pérez. Los cauces afectados son el Rego de San Tomé, a su paso por el centro urbano de Mosteiro, y el río Cañón, en un tramo próximo a la carretera PO-531 (Vilagarcía-Pontevedra).

El regidor explica que según los técnicos municipales, las emisiones se deben a que "hay media docena de casas particulares que se conectaron mal a la red de saneamiento". El error, explica Pérez, se debe a que habrían enganchado la salida de fecales con la de pluviales, de modo que el agua residual doméstica termina sin depurar en los ríos, en vez de ir a una depuradora. "Es un problema que se está subsanando. El Ayuntamiento está facilitando las cosas a los vecinos para que corrijan esas conexiones", añade el alcalde meisino.

Agua azulada

Los vertidos han sido puestos en conocimiento del Seprona (servicio de la Guardia Civil con competencias en la protección de la naturaleza), y desde la Comandancia de Pontevedra explican que se trata de unos episodios que se repiten con frecuencia, y que ya son conocidos por la administración.

El penúltimo caso se produjo el pasado fin de semana, cuando la central de emergencias del 112 tuvo conocimiento de un presunto vertido en el Rego de San Tomé, en las proximidades del casco urbano de Mosteiro. Los alertantes indicaban que el agua bajaba con un tono azulado.

El episodio más reciente se detectó esta misma semana en el río Cañón, en las proximidades del lugar de Xesteira. En esta ocasión, el agua bajaba con un tono muy oscuro, compatible con una fuerte acumulación de aguas residuales.

El saneamiento completo de los ríos y pequeños arroyos que pasan por Meis es una de las materias en las que tiene que trabajar el Concello, puesto que la riqueza natural es una de las grandes bazas de este municipio.

Las canteras

En febrero de este año, el Cañón bajó unos días con el agua teñida de blanco. Los agentes del Seprona utilizaron una serie de reactivos químicos que colorearon de verde el líquido, lo que generó cierta alarma entre los vecinos que desconocían la intervención de la Guardia Civil. La primera sospecha de los investigadores es que el vertido procediese de alguna de las canteras que operan en el curso alto del río. Hace año y medio, el Cañón sufrió otro vertido. En aquella ocasión, Pérez lo atribuyó a la rotura de la balsa de decantación de una cantera, provocando una fuga de agua mezclada con polvo de piedra.