El colectivo "O Soño de Lilith" se convirtió una vez más en el altavoz de la indignación popular por el asesinato de Ana Belén Varela, de 50 años, a manos de su marido en Cabana de Bergantiños y en presencia de sus hijos de 27 y 23 años. Alrededor de cuarenta personas se concentraron en la tarde de ayer en la Plaza de Galicia de Vilagarcía para acompañar la lectura del manifiesto elaborado por el Colectivo Feminista de Pontevedra.

Paz Romagnoli fue la encargada de dar voz a un sentimiento compartido por millones de personas. "Los casos de mujeres asesinadas se repiten en España, un año tras otro. Esta lacra se mantuvo en silencio hasta hace 15 años", así arrancó el comunicado que también hizo alusión a los motivos dados por el marido de Ana Belén quien trató de justificarse diciendo "un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer".

El asesinato en Cabana de Bergantiños viene a confirmar desgraciadamente el aumento de este tipo de violencia que se calificó en el comunicado de "la expresión más cruel de desigualdad entre hombres y mujeres".

Calificada la situación de "insostenible", el manifiesto subrayaba también "nuestro más profundo rechazo ante este nuevo crimen machista y para que de una vez por todas el conjunto de la sociedad entienda que es nuestra vida, la de las mujeres, la que está en peligro. Que se enteren de una vez que nuestra vida no le pertenece a nadie. Que la libertad de elegir con quien compartir nuestra vida es solo nuestra".

El necesario compromiso con esta causa de toda la sociedad también fue un punto desarrollado en el acto de protesta. "Tomemos conciencia de que el Machismo Mata (nombre dado a la protesta) y hace imposible la convivencia exigible a una democracia".

Del mismo modo se apuntó que ya van 58 víctimas por este tipo de violencia en lo que va de año, además de señalar como cuestiones a erradicar los roles de género, los estereotipos y prejuicios, "comportamientos que son puestos en práctica en las múltiples manifestaciones que tiene la violencia machista que sufrimos asiduamente las mujeres, cuando aparecen revestidas de normalidad con el objetivo último de mantener la subordinación de las mujeres a los hombres con la mirada cómplice de quienes, siendo conscientes de la agresión, miran para otro lado".

El escrito también hacía referencia al derecho "a una vida libre de violencia y discriminación", así como a la necesidad de "mucho feminismo" para poner fin a la desgracias derivadas de la violencia de género.