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La mitad de los locales ubicados en galerías comerciales de Vilagarcía están cerrados

La situación es especialmente desoladora en los pasadizos de López Ballesteros, la plaza de Doutor Tourón y la Gallego -El corredor de Castelao sí mantiene su vitalidad

Una calle interior de Vilagarcía, con todos los bajos cerrados. // Noé Parga

Las galerías comerciales nacieron entre las décadas de los 20 y los 30 del siglo pasado, y en ellas estuvieron durante muchos años algunos de los comercios más prósperos de las ciudades. Pero con la aparición de las grandes superficies y los nuevos hábitos de consumo fueron cayendo en una lenta decadencia. Algunas de las de Vilagarcía no son ajenas a esta tendencia, y presentan un triste estado de abandono. Tanto es así que están cerrados más de la mitad de los locales existentes, y hay algunos pasadizos en las zonas periféricas de la ciudad donde únicamente están abiertos los bajos de las cabeceras.

En el centro urbano de Vilagarcía hay una docena de galerías, entre las cuales suman en torno a un centenar de locales. Pero muchos de ellos están cerrados desde hace varios años, incluso desde antes de que la crisis económica de 2007 barriese buena parte del comercio arousano. Los exponentes más claros de la situación son las galerías de López Ballesteros y la Gallego. El paisaje en ambas es desolador, con innumerables bajos con las paredes tapiadas y llanas de pintadas, o con papeles cubriendo por completo las cristaleras para que no se vea el interior.

En las galerías Gallego, próxima al río de O Con, se localizaba hace unos 30 años la zona de la movida de Vilagarcía. Eran varios los pubs que había en los pasadizos, y los locales que un día ocuparon siguen hoy cerrados a cal y canto. Tanto es así que uno de ellos todavía conserva la vistosa puerta de hierro que tenía cuando era un establecimiento de ocio nocturno; otros dos, los vinilos con el nombre y el diseño de marca del pub; y un cuarto está cerrado con una pesada verja de hierro de aquella época.

En las galerías Gallego hay unos 25 bajos, pero están cerrados unos 20. Ni siquiera están abiertos todos los que dan a O Con, que se ha convertido en una avenida muy animada desde la remodelación del parque de A Xunqueira y la peatonalización de Vista Alegre y Castelao.

Solo la presencia de la Casa do Mar proporciona algo de vitalidad a un corredor comercial que hoy solo recorren los vecinos o los clientes de las tiendas que siguen abiertas. Pero la presencia de la Casa do Mar es temporal, ya que el servicio se trasladará en cuanto terminen las obras de remodelación de la sede de A Mariña.

En López Ballesteros, por su parte, la imagen es si cabe más dura. De la decena de establecimientos que podría albergar, solo están abiertos cuatro, y uno de ellos no es un comercio, sino un lugar de culto. La mayoría del resto están tapiados, y con pintadas. Este pasadizo estaba llamado a gozar de la proximidad de las estaciones de tren y de autobús, pero ninguna de ellas ha generado el movimiento comercial esperado en su entorno más próximo.

Tampoco es optimista el paisaje que deja un paseo por el pequeño corredor que va desde la plaza del Doutor Carús hasta la de abastos (Alexandre Bóveda). Se trata de un espacio urbano degradado, lo cual unido a la constante presencia de "aparcacoches" parece desanimar a más de un promotor interesado en abrir una tienda.

Más actividad

La situación es muy diferente en las galería de la calle Castelao, donde se ubican algunos de los establecimientos más longevos de la ciudad. Hay 11 bajos, y solo uno de reducidas dimensiones está cerrado. Eso sí, se trata de un paso peatonal muy transitado, si bien la peatonalización de Castelao y de gran parte del entorno de la plaza de España parece haberle restado algo de gente, al propiciar que ya se pueda pasear cómodamente por el exterior.

También son mayoría los comercios abiertos en las galerías Fandiño -entre la calle Castro y la plaza de Abastos-, o en la de Rey Daviña. En el corredor Fantasio hay dos cerrados, de un total de seis.

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