El Bosquemar tiene pozo propio, y no está teniendo problemas de suministro. Pero su gerente, Óscar Álvarez, conoce la situación. De hecho, la ha sufrido en su casa. Un día pusieron el encendido programado de la lavadora sin saber que el suministro de agua se les iba a interrumpir, y el electrodoméstico se estropeó. "Nosotros aquí en el hotel porque tenemos agua propia, pero si no es que no podríamos ni ducharnos", aseveró el gerente del negocio.

En Reboredo, a estas alturas del año, el único suministro estable de agua, es el que procede de los pozos o de los depósitos. La red de la traída municipal se ha quedado obsoleta, y no es capaz de dar servicio a toda la población en épocas en las que los habitantes de O Grove se multiplican por tres.

Y aunque el consumo de agua a nivel comarcal ha bajado con respecto a 2017 -dato que unido a otros de las recientes fiestas del Albariño y del Agua parecen apuntar a un descenso del turismo-, O Salnés sigue teniendo algunos problemas con la infraestructura de suministro que hay que resolver con urgencia.

Uno de ellos es el desdoblamiento de la tubería que va a O Grove, pues la actual es de fibrocemento, y los técnicos temen que cualquier día dé un susto. El otro es la capacidad de almacenamiento de los depósitos de Treviscoso, que es necesario ampliar.