Hay que tener en cuenta que los ayuntamientos elaboran los padrones de contribuyentes del Impuesto de Actividades Económicas (IAE) con los datos fiscales que les remite la Agencia Tributaria en función de las declaraciones de la renta de las firmas relativas a dos años atrás.
Es decir, que el IAE de 2018 está calculado con el volumen de negocio que registraron la empresas en 2016. Ese margen de dos años entre la facturación de las compañías y el pago del impuesto provoca que el padrón del mismo fluctúe notablemente a lo largo de los años.
Por ejemplo puede ocurrir que una empresa que paga el IAE habitualmente deje un ejercicio de estar obligada a abonarlo porque no llegó a facturar un millón de euros, o al revés, que una compañía que siempre estuvo exenta de pago, un ejercicio deba abonar el tributo por superar el millón de euros, aunque sea por un céntimo.
El IAE reporta a las arcas municipales sobre unos 700.000 euros al año (desde 2011). El impuesto de mayor repercusión para el Concello es, con mucha diferencia a los demás, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) que deben pagar todos los propietarios de viviendas, naves y comercios. Supone unos 6 millones de euros al año de ingresos para Ravella.
