Ya no hay duda alguna de que la ballena azul ha vuelto a Galicia. Y no solo porque se deje ver esporádicamente, sino porque ahora ya viaja en grupo. Ayer, como se avanzaba ya por la tarde en la edición digital de FARO DE VIGO, fueron avistados dos ejemplares frente a la ría de Arousa -podrían ser más, pero "por prudencia" los afortunados que las identificaron prefieren quedarse con esa cifra-, para admiración y alegría de una entusiasmada comunidad científica que considera ésta la primera cita de varios ejemplares juntos desde que la especie abandonó estas aguas para huir de la industria ballenera.

La localización de estas dos ballenas azules, un ejemplar adulto de más de 20 metros de largo y otro juvenil, un poco más pequeño, tuvo lugar a bordo del "Chasula", un pesquero reconvertido en barco escuela que patronea Isidro Mariño y realiza expediciones de carácter turístico y científico por las rías gallegas y sobre la plataforma continental, en este caso para localizar aves pelágicas y cetáceos.

En su salida de ayer viajaban a bordo experimentados ornitólogos, como Xoán Diéguez, y buenos conocedores de esos cetáceos, como Pablo Covelo, miembro de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma).

Ellos confirman este "espectacular avistamiento" que se suma a otro reciente realizado por el Instituto para el Estudio de los Mamíferos Marinos (BDRI), que como avanzó FARO DE VIGO descubrió otra ballena azul frente al municipio coruñés de Cariño (A Coruña).

Hay que recordar que ya se habían encontrado numerosas ballenas -entre ellas varias azules- a finales de 2017, por lo que queda claro que este año adelantan su presencia y aumentan su número, lo cual confirma también la abundancia de alimento existente en las aguas gallegas, cada vez más pobladas de delfines mulares y comunes.