Cuando lo habitual es ver clientes sentados a la mesa o en la barra del bar con la cabeza agachada y la mirada clavada en el teléfono móvil, lo extraño es que todavía queden algunos templos del "chinchimoni", que es como se conoce también ese juego de "chinos" que se practica desde tiempos ancestrales, aunque en sus orígenes no se hacía con monedas, sino con pequeñas piedras o "chinas", de ahí su nombre.

Dicen los expertos, y los historiadores -porque todo tiene su historia- que el juego de los "chinos" nació en 1787 en un pueblo de leonés a manos de un pastor que buscaba el modo de pasar el rato mientras pastoreaba, empleando para ello unas pequeñas piedras del suelo y retando a otros pastores.

Y añade la Wikipedia -que todo lo sabe- que se trata de un juego de azar que consiste en intentar adivinar el número total de monedas que varios jugadores esconden en su mano cerrada, utilizando para ello tres monedas por jugador y permitiéndose hacer juego con una, dos, tres e incluso sin ninguna, que es ir "de blancas".

Suele recurrirse a este juego que se mueve entre las matemáticas, la pillería y el azar por diversión y para decidir en el bar de turno quién paga la consumición, la ronda, la cena o lo que se preste.

Es por tanto un juego tradicional que no requiere de grandes habilidades -con saber sumar es más que suficiente- y que, como tantos otros, se pierden en el tiempo porque la sociedad actual encuentra otras distracciones, algunas mucho menos recomendables, y más caras.

Pero a pesar de todo los "chinos" siguen resistiendo, ya que aún quedan lugares y locales en los que saben apreciar el encanto de este divertimento.

"La Baldosa"

Uno de esos últimos refugios para los amantes de las "emociones fuertes" está en pleno centro de Vilagarcía. Se trata de bar-restaurante "La Baldosa", un emblemático lugar de tapas y vinos situado en la calle peatonal del mismo nombre, regentado por Manuel Gómez Búa.

Allí se reúnen cada día a eso de las 13.30 horas -y está bien saberlo, por si alguien quiere presenciar en directo sus apasionadas partidas- un grupo de amigos que antes del almuerzo quieren disfrutar jugando a eso, a los "chinos", convirtiéndose sus reñidas competiciones en un verdadero espectáculo.

Algunos acuden tras cerrar sus negocios; otros, ya jubilados, se organizan para no perderse la cita; unos cuantos hacen una escapada en sus ocupaciones laborales para participar en "una rápida"; y todos, en definitiva, aprovechan la hora de los vinos o el vermú para sacar moneda... ¡O no!

Son ellos, los hermanos Gonzalo y Toño, de la conocida peluquería París, el también vilaxoanés "Kinote" Santamaría, Javi "Cachopeiro", Lema, Roberto, Pablo y el citado Manuel Gómez algunos de los principales artífices de esta competición que en ocasiones repiten en horario nocturno, o cuando deciden maridar el "chinchimoni" con los buenos partidos de fútbol, en "horario Champions" y a poder ser acompañados de una tortilla u otro buen plato, siempre con su correspondiente vino.

Acumular bote anotando las rondas perdidas por cada uno de ellos también es una buena forma de reunir fondos para organizar una copiosa cena, que al fin y al cabo, como el propio juego de los "chinos", no es más que otra disculpa perfecta para quedar con los amigos y pasar un rato agradable.

De este modo el mítico establecimiento de A Baldosa -antes Casa Román- mantiene vivo un juego que ya nada tiene que ver con la trashumancia, pero que guarda aún la esencia de aquellos tiempos pasados en los que no importaban la conexión Wifi ni el Whatsapp; lo valioso de verdad eran las buenas compañías y las risas.