Meses de investigación sobre la red que trataban de tejer varios históricos del contrabandovarios históricos del contrabando y el narcotráfico arousano desembocaron ayer en una macrooperación en varios puntos de la ría de Arousa que resultó espectacular. El punto central de las actuaciones fue la mansión que el patriarca Manuel Charlín Gama comparte con su hijo y una ciudadana brasileña en el lugar de Cálago, donde el operativo se presentó a las 9.00 horas.

La rápida intervención de los agentes cogió de sorpresa a los dos integrantes del clan, pero aún así, Melchor Charlín trató de escapar. No le importó estar en calzoncillos y semidesnudo para intentar saltar una valla posterior a la vivienda, aunque los policías se lo acabaron impidiendo.

El operativo desplegado trató en todo momento de pasar desapercibido, pero lo ocurrido hace tan solo unos meses, con el asalto de dos encapuchados a la mansión que terminó con una paliza a los dos integrantes de la familia Charlín, ha provocado que los vecinos de la zona estén atentos, de manera permanente, a todo lo que ocurre en el lugar. Tan solo unos minutos después de llegar, el operativo el teléfono sonaba en la comisaría de la Policía Local de Vilanova. Al otro lado, un vecino alertaba de que varios vehículos con encapuchados habían accedido a la zona del jardín de la mansión de Cálago. Una patrulla de la Policía Local de Vilanova se presentaba en el lugar en muy poco tiempo, encontrándose con sus compañeros de la Nacional que les sacaban de dudas sobre lo que estaba ocurriendo.

Si a las 11.00 horas todavía nadie se había enterado de lo que ocurría, la presencia de un helicóptero volando muy bajo por encima de Vilanova y la llegada de varias unidades de la UIP les indicó que algo raro estaba pasando en el estrecho vial que une el casco urbano con As Sinas.

El enorme portalón de Cálago, coronado por unos leones de dudoso gusto, permanecía cerrado en todo momento, hasta que los agentes de la Udyco y del Greco decidieron entregarles a sus compañeros de la UIP la medicación que deben tomar los dos miembros del clan detenidos ayer.

Esa entrega fue el preludio de la salida, que tuvo lugar sobre las 12.30. En uno de los vehículos, pese a los cristales tintados, se apreciaba la presencia del patriarca con cara contrariada, antes de ser trasladado a los calabozos. Aunque daba la sensación de que todo se había acabado, nada más lejos de la realidad. La mayor parte de la comitiva judicial se desplazó a un lugar situado a muy pocos kilómetros, el puerto de Tragove.

Allí ya les esperaban otros agentes que habían accedido al interior del astillero Graünner, propiedad de José Andrés Bóveda Ozores, más conocido como Charly o Sandokán. El registro en la nave cambadesa se extendió por espacio de tres horas, un tiempo en el que se pudo ver al propio Charly a cara descubierta, departiendo muy nervioso con los agentes y fumando un cigarro tras otro, hasta que se decretó su traslado.

Mientras esto ocurría en la zona sur de la ría de Arousa, la norte tampoco era ajena al desarrollo de la macrooperación. En la calle Principal de Boiro, agentes de la Udyco accedían a un establecimiento hostelero regentado por Mario Otero, en el que permanecían varias horas recogiendo pruebas que le incriminasen. El hombre fue detenido junto a otro vecino de esa localidad y se realizaron registros en la zona de Ribeira.