Se habla mucho de la llegada de los grande cetáceos a las Rías Baixas o de la creciente presencia de mamíferos marinos en sus aguas. Pero no solo las ballenas y delfines centran la actividad científica en la costa gallega. También las nutrias son objeto de investigación, dada su importante presencia tanto en Arousa como en los ríos Ulla y Umia.

Este mamífero carnívoro de figura esbelta y cuerpo grande y ligeramente aplanado se hace notar en espacios casi vírgenes o de indudable valor ecológico, como los citados cauces fluviales o determinadas islas arousanas. Pero también tiene una actividad considerable en el interior de dársenas como las de Carril, Vilagarcía, Vilanova y O Corgo (O Grove,) por citar algunos ejemplos.

Su sola presencia constituye una buena noticia, ya que es un bioindicador que permite certificar la calidad de las aguas. Pero queda mucho por averiguar sobre el comportamiento y estado de la población de este animal de patas cortas entre cuyos dedos posee una membrana que ocupa toda su longitud y la convierte en una gran nadadora.

De hacer un seguimiento de las nutrias y documentar cada uno de sus movimientos se encarga desde hace cuatro meses el Instituto para el Estudio de los Mamíferos Marinos (BDRI), que de este modo pretende conocer mejor "la dieta y la ecología general de este enigmático mamífero semiacuático en nuestro medio marino".

Bruno Díaz, el biólogo que dirige el BDRI, abunda en ello para indicar que "se pretende aumentar el conocimiento sobre las nutrias en nuestros mares para concienciar a la sociedad sobre la necesidad de protegerla".

Con un cuerpo de entre 59 y 85 centímetros, a lo que hay que añadir una cola ancha en la base y afilada en el extremo que mide entre 25 y 60 centímetros, las nutrias son animales que despiertan gran expectación. Y por qué no decirlo, también muchos temores entre pescadores y mariscadores que la ven como una adversaria.

De ahí la importancia del trabajo del BDRI para conocer mejor a este mamífero carnívoro de pelo lustroso, espeso e impermeable que vive entre ocho y quince años que se alimenta de peces, crustáceos y bivalvos, pero también de ratas, sanguijuelas, escarabajos, culebras e insectos.