O Grove va recuperando la normalidad tras el incendio que devoró la tarde del martes el catamarán Boramar, en el que viajaban 52 personas. La investigación, a cargo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cambados, todavía está en una fase inicial y aunque todo apunta a que se habría producido una explosión, por el momento se desconoce el origen y causas exactas de la misma.

Desde Cruceros Rías Baixas, la empresa propietaria del barco calcinado, aseguran que en la cocina del Boramar no hay bombonas de butano, pues "todavía no estaba operativo al 100%". Por tanto las primeras pesquisas señalan a un posible fallo del motor.

La embarcación había comenzado a operar en O Grove hace solo unos días, en las fiestas del Carmen, y estaba pendiente de unas reformas, según admite el responsable de la naviera, muy afectado con lo ocurrido. En cuanto a la explosión, testigos declararon que se habría originado una chispa en la popa del catamarán. La empresa dice que la tripulación "escuchó un golpetazo", aunque prefiere no ahondar en lo sucedido y dejar trabajar a los investigadores.

En cuanto a los daños personales, la Consellería de Sanidade eleva a 48 el número de heridos facilitado por la Delegación del Gobierno -38-, si bien la mayoría de ellos -25 exactamente- no necesitaron traslado hospitalario y fueron atendidos en el PAC grovense o en el propio puerto, donde se desplegó un amplio dispositivo. Pero no corrieron la misma suerte un matrimonio de Guadalajara, otro de Mataró (Barcelona) y una mujer de Sevilla, que según el último parte sanitario permanecen ingresados con quemaduras graves en el Complexo Hospitalario de A Coruña (Chuac) y en Povisa, en Vigo. Los cinco están estables.

Los 18 pacientes restantes que tuvieron que ser atendidos con pronósticos de menor consideración en los hospitales Montecelo (7), Salnés (8), Provincial de Pontevedra (1) y en el Domínguez (2) ayer a mediodía ya habían sido dados de alta.

Mientras los heridos evolucionan favorablemente, en O Grove efectivos del Servizo Municipal de Emerxencias, del 112 y de Salvamento Marítimo se afanaron ayer durante horas para frenar los vertidos de combustible y aceite procedentes del barco de pasajeros incendiado a los pies de la isla de A Toxa. Se trata de "minimizar al máximo posible" el riesgo de contaminación del mar.

Según explica el coordinador de Emerxencias de O Grove, José Antonio Álvarez, Salvamento se encargó de colocar dos barreras anticontaminación rodeando el Boramar para evitar que el gasoil salga a mar abierto o alcance zonas de marisqueo de la ría, mientras que los efectivos de su agrupación se centraron en utilizar toallas especiales para absorber hidrocarburos en la zona rocosa de costa -junto al campo de golf de A Toxa- en la que había varado el esqueleto del catamarán calcinado. "Con estos paños recuperamos el combustible en las piedras para evitar que cuando suba la marea se lo lleve el mar", explicaba Álvarez en el lugar del siniestro. Además de gasoil y aceite, también tuvieron que recoger restos de poliéster de la embarcación.

Arde un catamarán en O Grove | El puerto recupera la normalidad un día después

Arde un catamarán en O Grove | El puerto recupera la normalidad un día después

Los efectivos comenzaron las labores a las diez de la mañana y daban por concluido el operativo a las ocho de la tarde dando su "más sincero apoyo a las personas afectadas por el suceso" y agradeciendo "en especial a las personas y entidades que desinteresadamente hicieron una gran labor, desde el que aportó mantas hasta quien no dudó en acercarse a socorrer a los pasajeros en el mar". "Es un orgullo poder servir y contar con un pueblo tan entregado", destaca el Servizo Municipal de Emerxencias de O Grove.

De hecho el propio alcalde meco, José Antonio Cacabelos, está convencido de que "la solidaridad y la unión de la gente del mar fue lo que salvó la situación y lo que nos permite que hoy estemos hablando de un accidente y no de una tragedia".

Por su parte, el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, visitó ayer por la mañana a los cinco pasajeros que resultaron heridos de gravedad. Los que salieron peor parados de este accidente marítimo que puso en jaque a toda la ría de Arousa son un matrimonio de Guadalajara con edades que rondan los 70 años y que permanecen ingresados en la Unidad de Quemados del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) con quemaduras muy graves. Según la Consellería, están estables.

Tras interesarse por el estado de este matrimonio, el titular de la cartera de Sanidade se desplazó a Vigo, donde están hospitalizados los otros tres pasajeros heridos de gravedad. Son una mujer de Sevilla con quemaduras de primer y segundo grado que evoluciona de forma favorable, y un matrimonio procedente de Mataró (Barcelona); el hombre también presenta quemaduras de primer y segundo grado, y la mujer solo de segundo. Todos ellos están estables.

Solo la tripulación era local

Cuando al filo de las cuatro de la tarde de la víspera del Día de Galicia comenzaba a arder el Boramar, dejando una nube negra sobre O Grove visible desde distintos puntos de la ría, el catamarán llevaba a bordo a 52 personas, 48 de ellas pasajeros, 3 tripulantes y un familiar de uno de los trabajadores de la naviera.

El alcalde grovense asegura que entre el pasaje no había población local. Eran turistas de distintas partes de Galicia, del resto de España y también de Portugal. "También había algún alemán", apunta Cacabelos. Por el contrario, la tripulación era toda de O Grove.