La Xunta realizó en 2012 un análisis de la siniestralidad en este pequeño tramo de siete kilómetros y concluyó que "los accidentes más habituales consisten en salidas de vía y colisiones frontales, frontolaterales o por alcance y dentro de los causas destacan las siguientes: velocidad inadecuada, infracción y distracción". Al dispararse el tráfico en verano, se comprobó que entre el 15 de junio y el 15 de septiembre se produce el 44% de los accidentes".

En cuanto a las causas relacionadas con la estacionalidad, se observa que la mayor parte de los siniestros por colisión "se producen en los meses de verano.

La opción de instalar el semáforo en el paso de peatones de As Salinas fue la alternativa por la que finalmente apostó la Xunta después de barajar otras, como un paso subterráneo o la construcción de una pasarela elevada para viandantes.

La posibilidad de construir un paso subterráneo fue propuesta por el gobierno local en la etapa de Gonzalo Pita, que entendía que la construcción de este compartimento estanco con rampas laterales podría solucionar los problemas de seguridad peatonal sin afectar al tráfico. Pese a que se dudaba de su teórica aplicación al ser un espacio con mucha presencia de agua, finalmente la Xunta dotó de informes técnicos favorables la propuesta, que se acabó desechando igual que la del paso elevado. En este último caso, el impacto visual que producía la estructura fue el principal argumento en contra.