La tarde-noche del miércoles resultó angustiosa en el puerto de O Corgo. Como ya avanzó en ese preciso momento FARO DE VIGO, acababa de producirse un accidente marítimo, con resultado de seis personas heridas tras la colisión de un catamarán contra el pantalán flotante, cuando se dio la voz de alerta por la presunta desaparición de dos jóvenes de unos veinte años de edad; un hombre de Ourense y una mujer natural del municipio arousano de Boiro.

Finalmente, como se explicó en la web de FARO a medianoche, todo tuvo un final feliz. Pero hasta que se conoció el desenlace muchos temieron una tragedia.

La expectación fue máxima en la zona portuaria de O Corgo, donde se puso en marcha un espectacular dispositivo de búsqueda y rescate que movilizó a embarcaciones de Salvamento Marítimo desde el centro de coordinación de Monte Enxa -en Porto do Son- y del Servicio Municipal de Emergencias de O Grove, además de participar en el operativo efectivos de la Guardia Civil, Policía Local, marineros y vecinos.

El alcalde de la localidad, José Cacabelos Rico, se había desplazado al lugar para interesarse por lo sucedido. Desde allí explicó en cuanto se dio la alerta que los jóvenes habían recogido su kayak a eso de las seis de la tarde y que tenían que devolverlo antes de las ocho.

Pero resulta que la empresa de alquiler de la embarcación dio por hecho que no lo habían entregado y que los chicos no habían regresado a tierra, de ahí que se barajara la posibilidad de un naufragio.

Pero en realidad no había existido naufragio alguno. La pareja sí había vuelto a puerto, y según explicó la chica tras devolver la embarcación en el mismo lugar de la zona portuaria de O Corgo donde la habían alquilado -curiosamente a escasos metros del lugar donde solo unas horas antes se había accidentado el catamarán de recreo- ella y su novio se fueron a una casa que tienen alquilada en O Grove para pasar unos días de descanso.

Se encontraban cenando tranquilamente cuando empezó a sonar el teléfono de la chica con llamadas de la Guardia Civil y de sus padres, que a punto estaban ya de coger el coche para "salir pitando" desde Boiro hacia O Grove. Todos ellos, lógicamente, estaban preocupados por lo que supuestamente había sucedido y empezaban a temerse lo peor, al igual que los que participaban en el rescate.

Lo que sucede es que no fue hasta las once de la noche cuando se dio con ellos, telefónicamente, y se esclareció lo sucedido en realidad. "Todo se debió a un mal entendido porque parece que la empresa de alquiler del kayak no se había enterado de que los chicos habían regresado sanos y salvos", indicaba el regidor.