Catoira se prepara para la más cruenta representación de las invasiones vikingas ante las Torres de Catoira en la desembocadura del Ulla que se celebra el primer fin de semana de agosto con todo lujo de detalles, desde el grito de "Úrsula", al cuerno atronador y el típico galeón o drakkar con el que surcaban los mares desde el Norte de Europa en busca de tesoros.

Es una parte de la historia viva del pueblo que Catoira celebra con intensidad como se pudo comprobar ayer por la tarde en la taberna "Galeón Vikingo" en donde se llevó a cabo una completa y perfecta exhibición del combate con armamento de la época vikinga por parte de los socios de la compañía "Ulf Klan".

En la finca trasera comenzó sobre las ocho de la tarde el combate entre guerreros vikingos, perfectamente caracterizados y con armas de la época, pero también con las técnicas al uso.

Así se presentaron cuatro guerreros nórdicos que se pelearon por parejas como mandaba la tradición y se explicó en las charlas sobre la cultura vikinga que precedieron al combate. "El guerrero no peleaba contra todos, lo hacían uno contra uno; en nada se parece a esas películas en que el héroe derriba primero a su oponente y luego a todos los demás que se le acercaban", explicaron a los presentes.

Y recordaron que las características de aquellos combates eran siempre iguales. "En una batalla, el máximo de bajas por las heridas sufridas rondaba el 10%, nunca más", explicaron.

Eso no quiere decir que fueran pocos los caídos en la contienda pues aquellos heridos fallecían después. "Se encontraban cadáveres en veinte kilómetros a la redonda, tras la huida del campo de batalla", explicaron gráficamente a los asistentes a las jornadas vikingas celebradas ayer tarde en Catoira.

Los actos se llevaron a cabo durante toda la tarde. Ya a las cinco, los asistentes pudieron disfrutar de juegos populares tradicionales vikingos y luego los miembros de la asociación Ulf Klan explicaron las claves de la cultura vikinga.

Pero también el público pudo interactuar pues se les invitó a acudir a la representación caracterizados de guerreros vikingos y para ello hasta se sorteó entre los mejores disfraces un casco, una espada y cuernos para beber el buen vino tinto de la zona.

Todos los demás tuvieron ocasión también de adquirir su indumentaria para la multitudinaria fiesta que celebra la localidad en quince días a la que acuden miles de personas para ver el combate entre las hordas vikingas y los catoirenses que defienden las torres que vigilan la entrada a Galicia. La llegada de los drakkar a orillas del Ulla suele resultar espectacular, sobre todo en el momento del desenfrenado desembarco y la llegada a tierra. La fiesta es de interés turístico internacional.