Los trabajos de instalación del obelisco en la rotonda de O Cavadelo concluyeron ayer con la colocación del reloj de cuatro esferas en la parte superior de pináculo. Fueron operarios municipales y un relojero los que se encargaron de las tareas.

Según exponen desde el Concello de Vilagarcía, los trabajos realizados ponen fin al montaje de la estructura de piedra propiamente dicha. En los próximos días se procederá a la ornamentación de la glorieta con flores y otros elementos vegetales, así como a la instalación de focos que iluminarán el monolito de noche para realzar su presencia.

La ubicación del obelisco ha dado mucho que hablar en los últimos años. De hecho el actual gobierno de Alberto Varela aparcó el asunto un tiempo hasta lograr un cierto consenso para su reubicación. Así, el Concello ha recuperado este emblemático elemento del patrimonio local reciente emplazándolo en la rotonda de O Cavadelo, de forma que se ve desde la Praza de Galicia, pues se ubica en el lugar donde se cruzan las calles de Conde Vallellano y la avenida de A Mariña.

Por otro lado, la concha de la escultura "Perla de Arousa" que estaba anteriormente en la rotonda se trasladó a la isleta de las inmediaciones, donde ya está reinstalada y mejorada, dicen desde Ravella. Y es que la concha recuperó la "perla" que daba nombre al conjunto y que se iluminará por las noches.

El último emplazamiento del obelisco fue la Plaza de la Constitución. En el anterior gobierno popular, liderado por Tomás Fole, se retiró este elemento para su restauración por parte de la Escola de Canteiros, con el fin de recolocarlo en la Praza de Galicia, donde había estado muchos años. De hecho, muchos vilagarcianos de edad avanzada siguen denominando esta zona como "el obelisco".

Pero tras las elecciones municipales, el nuevo equipo dirigido por el socialista Alberto Varela consideró que esta plaza no era el lugar idóneo y planteó otras alternativas que causaron polémica. Finalmente se optó por esperar hasta buscar un lugar que consiguiese mayor consenso.

Ideado en la II República

El obelisco fue una iniciativa del gobierno republicano de Elpidio Villaverde. El proyecto se aprobó en 1931 y las obras fueron adjudicadas al cantero local Ramón Fontenla en mayo de 1932. Su primer emplazamiento fue la Praza de Galicia. En 1968 la corporación municipal, presidida por Victoriano Piñeiro, decidió trasladarlo a la actual Praza de la Constitución para sustituirlo por una fuente luminosa.