Por ahora el Liceo Casino de Vilagarcía no ha muerto. O al menos no oficialmente. Contra todo pronóstico, un grupo de cinco socios se ofreció ayer durante la asamblea extraordinaria celebrada en la sede de la calle Castelao para "colaborar" con el objetivo de que la sociedad no firme su acta de defunción. Por el momento. Un claro intento a la desesperada para tratar de reanimar a una sociedad centenaria que está en la UCI, ahogada por las deudas y sin masa social. De hecho esta reunión, en la que se decidía el futuro del Liceo, atrajo a apena una veintena de socios, la inmensa mayoría de edad avanzada.

La asamblea duró menos de media hora. Uno de los socios expuso su planteamiento, el cual contó con el apoyo de toda la sala. Antonio Castro se comprometió a permanecer como presidente en funciones y Darío Tiago como secretario. El resto de la directiva ha dimitido y ya está desvinculada de la sociedad.

Por tanto serán Castro, Tiago y cinco socios -el grupo está abierto a más incorporaciones- los que se encarguen de las gestiones para no dejar morir la sociedad. Acordaron reunirse todos los miércoles por la tarde y la idea es solicitar en el juzgado que la entidad entre en concurso de acreedores, de forma que esté tutelada por un administrador concursal.

El objetivo más urgente es el de saldar las deudas, que ascienden a medio millón de euros. Para ello se pondrá a la venta la céntrica sede del Liceo, en la calle Castelao, que actualmente sigue abierta, aunque con una actividad muy residual que se ciñe prácticamente a la asistencia de unos pocos socios para jugar la partida o reunirse por ocio.

Y es que la grave situación económica ha provocado la cancelación tanto de las actividades deportivas como culturales de la entidad.

Antonio Castro aseguraba ayer al término de la asamblea que el Liceo continúa como sociedad y que por ahora no se ha disuelto como tal.

Lejos quedan aquellos años en los que la entidad llegó a alcanzar una masa social de 2.000 personas. Se fusionó hace casi veinte años sumando los casi 1.500 socios del Liceo Marítimo a los del medio millar del Casino. Dos décadas después, la sociedad está totalmente debilitada, con menos de doscientos asociados, la mayoría de ellos personas mayores, y asfixiada por las deudas. Salvo un milagro, parece que tarde o temprano está condenada a desaparecer.