Galicia garantiza la calidad de los moluscos que producen sus aguas y se comercializan y adquieren por los cauces reglamentarios. Este es el mensaje que hay que lanzar ahora que la comunidad autónoma está repleta de visitantes poco familiarizados con la presencia de episodios tóxicos en las rías; un fenómeno natural sin consecuencias para la salud pública que ni siquiera mata al marisco y con el que sí están acostumbrados a convivir tanto los bateeiros como los mariscadores y los diferentes departamentos públicos relacionados con la salubridad alimentaria, algunos de ellos considerados un modelo a seguir a nivel internacional.

Viene esto a cuento de la evolución de un nuevo episodio tóxico que resulta del todo extraño, ya que se produce una inusual convivencia de tres biotoxinas diferentes en las rías gallegas.

Son todas conocidas, pero suelen hacer acto de presencia por separado, de ahí lo llamativo del momento actual, cuando hay bateas y zonas marisqueras de infaunales -los bivalvos que viven enterrados en el sustrato- afectadas tanto por las toxinas lipofílicas, entre las que predomina la diarreica (DSP), como por la paralizante (PSP) y, en menor medida, la poco frecuente toxina amnésica (ASP).

No es habitual que esto suceda, por lo que solo cabe aclararlo para evitar alarmismos y explicar que este fenómeno puede estar relacionado con las complejas condiciones meteorológicas y oceanográficas de semanas pasadas, con alternancia de precipitaciones y, sobre todo, con bruscas oscilaciones de temperatura, también en el agua.

Lo que ha sucedido es que el episodio tóxico protagonizado por las toxinas lipofílicas con cada afloramiento primaveral -cuando llegan las corrientes cargadas de nutrientes- se ha prolongado en algunas zonas más tiempo de lo habitual, mientras que la característica llegada de toxina paralizante, propia del otoño, se ha adelantado en el tiempo, apareciendo para completar este "cóctel", aunque sea de una manera testimonial, la toxina amnésica.

Todo esto se resume diciendo que la riqueza de nutrientes de las rías gallegas está fuera de toda duda, ya que esas biotoxinas se introducen en ellas con el fitoplacton que llega con las corrientes del Atlántico.

Esto es tanto como decir que sin fitoplancton portador de biotoxinas no habría episodios tóxicos ni cierres de bateas de mejillón y bancos marisqueros, pero tampoco entraría el alimento que permite el desarrollo de mejillones, berberechos, navajas, almejas y demás productos característicos de Galicia.

Así lo confirma Covadonga Salgado, la directora del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar). Este centro, que es el mejor ejemplo de la proyección internacional antes aludida, es el que se encarga de decretar la apertura o cierre de polígonos bateeiros o de bancos marisqueros en función del mayor o menor número de células tóxicas.

Desde allí, en Vilagarcía, Covadonga Salgado confirma todo lo expuesto y aclara que la toxina diarreica empieza a remitir y que la amnésica tiene una presencia casi testimonial, de ahí que hasta ayer solo se decretara una prohibición cautelar de extracción, concretamente en la zona marisquera de Baiona.

En cuanto a la paralizante (PSP), los niveles de células son muy altos. Lo que llama la atención es que tras haber entrado por la ría de Vigo su avance por las demás está siendo especialmente lento.