Las biotoxinas marinas que suelen provocar el cierre de polígonos de bateas -tanto de mejillón como de ostra- o bien la prohibición de extracción de almeja, berberecho, navaja y productos infaunales semejantes en los bancos marisqueros no provocan la mortandad de las diferentes especies, no afectan al consumidor -salvo que se consuman viandas afectadas- y no tiñen de color el agua -puede ser rojo, marrón, verde o anaranjado-, de ahí que el término "marea roja" no sea del todo exacto en estos casos.

Sin embargo el episodio actual, que el sector entiende como una especie de veda, ya que puede remitir en cuestión de semanas y todo volverá a la normalidad, no solo se caracteriza por la inusual coincidencia de la toxina diarreica (DSP), la paralizante (PSP) y la amnésica (ASP), sino también porque en algunas zonas de las rías de Pontevedra y Vigo sí se ha detectado coloración del agua.

En consecuencia, en estos casos sí puede hablarse de un episodio de "marea roja", el cual, cabe insistir, no constituye ninguna amenaza para la salud pública si los productos se adquieren por los cauces reglamentarios.

Así pues el consumidor puede estar tranquilo y abastecido, ya que hay numerosas zonas productoras en activo actualmente. Hay un dato a tener presente, en el que también incide Covadonga Salgado, la directora del Intecmar, como es que cuando se producen estos episodios tóxicos se intensifica la frecuencia de los muestreos en las zonas que están abiertas para detectar cualquier alteración y frenar la comercialización de producto en caso de que los niveles de células tóxicas rebasen los límites permitidos.

Además "el sistema de control de trazabilidad que está en vigor en Galicia es muy garantista y protege al consumidor, pues en el momento que Intecmar cierra una zona los servicios de inspección oficiales reciben un listado con toda la documentación relativa a cada partida de marisco extraída desde las cero horas del día anterior".