Bruno Díaz López, el biólogo que dirige el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por sus siglas en inglés) con base en O Grove, explica que la abundancia de mamíferos marinos en las Rías Baixas "demuestra la existencia de un equilibrio natural formidable y genera riqueza desde el punto de vista turístico".

Ante la posibilidad de que alguien pueda pensar que los delfines acaban con los peces, y que por tanto restan alimento al ser humano, sostiene que "siendo depredadores superiores lo que hacen es mantener un equilibrio en la cadena trófica marina, y eso es beneficioso para todos".

Lo que quiere decir es que "los delfines tienen que alimentarse y siguen a sus presas, por lo que detectar un grupo tan importante como el de 3.000 delfines comunes que avistamos la semana pasada cerca de Cíes solo significa que hay también una ingente cantidad de peces en esas aguas, y por tanto estos mamíferos marinos se encargan de mantener el equilibrio natural".

Incluso detalla el director del BDRI que su presencia es fundamental, recordando que en ocasiones los pescadores se quejan de la abundancia de algunos peces que pueden acabar con otros más pequeños pero de mayor interés comercial, y lo que hacen los delfines es ayudar a la flota regulando de manera natural la producción de las diferentes especies.

Pero eso no es todo. "Se está hablando en medio mundo de la noticia y el vídeo publicados en FARO DE VIGO sobre los 3.000 delfines de Cíes, y eso genera un efecto socioeconómico muy importante para las Rías Baixas y Galicia, ya que se al hablarse tanto de ese avistamiento las imágenes invitan claramente a visitar estas aguas", sentencia el biólogo ferrolano.

La conclusión es que "hay que darse cuenta de la importancia que tiene la conservación del medio marino y de la riqueza que podemos disfrutar en las Rías Baixas".

Una zona privilegiada de Galicia en la que, por cierto, en los últimos días los integrantes del BDRI tuvieron oportunidad de documentar y filmar otro importante avistamiento, de nuevo protagonizado por delfines comunes.

Fue a la altura de Corrubedo, en el municipio coruñés de Ribeira, donde dentro del agua el BDRI pudo captar en todo su esplendor la plasticidad de estos mamíferos marinos cuando nadan.