El viernes aterrizarán en Galicia los primeros niños de los campamentos de refugiados saharauis que van a participar en el programa Vacaciones en Paz. Durante dos meses, convivirán con familias españolas, lo que les permitirá huir del calor asfixiante del verano en el desierto argelino -donde pueden registrarse hasta 50 grados centígrados-, al tiempo que les harán revisiones médicas a las que no podrían acceder en sus lugares de residencia. Las familias acogedoras de O Salnés destacan la importancia que este programa tiene para los niños saharauis, y lamentan la oleada de repulsa hacia los inmigrantes que parece haberse instalado en Estados Unidos y varios países europeos.

"Es una aberración lo que está pasando. No tiene razón de ser que en pleno siglo XXI se levanten más muros en vez de ayudar a la gente", sostiene Rosana Rey, que es la delegada en O Salnés de Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps).

En opinión de la vilanovesa, "lo primero que habría que hacer es erradicar las razones que les empujan a huir de sus países", como la pobreza endémica y la violencia. Pero asume que "esto es complicado, porque hay intereses para que la situación siga igual", de ahí que abogue por ayudar a los inmigrantes en vez de cerrarles el paso por las bravas. "Somos seres humanos. ¿Qué importa el nombre del pedazo de tierra del que salimos? Somos todos ciudadanos del mundo. ¿Qué haríamos nosotros si estuviésemos como ellos?", se pregunta.

Rosana Rey acoge desde hace años a niños procedentes de los campos de refugiados del Sáhara. Es además una persona que trabaja de forma activa en la asociación Solidariedade Galega co Pobo Saharaui, que es la encargada de organizar en Galicia el programa de Vacaciones en Paz. Algo que le ha espantado especialmente es la separación de los menores de edad de sus padres en la frontera de Estados Unidos con México. "Eso es lo último que puede pasar", manifestó a preguntas de FARO.

A la expectativa con el PSOE

El Partido Socialista ha tenido históricamente una actitud de mayor colaboración con los refugiados saharauis, aunque sin llegar al extremo de incomodar seriamente al Reino de Marruecos, considerado un parapeto del islamismo radical en la región. Por ello, Rosana Rey reconoce que "estamos a la expectativa", y que por el momento tampoco se atreve a ponerle deberes al ejecutivo de Pedro Sánchez, porque acaban de llegar".

"Vamos a darles su tiempo, pero ojalá se acuerden de esa gente. A los saharauis lo que de verdad les gustaría es no tener que mandar a sus hijos a España en verano. Les gustaría poder vivir en su tierra, y no en un desierto a 50 grados".

Para la delegada de O Salnés de la asociación gallega de ayuda a los refugiados, la clave está en celebrar el referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental que la propia Organización de Naciones Unidas ha pedido para resolver el conflicto territorial.

Los marroquíes entraron en el Sáhara Occidental a mediados de los años 80, cuando España abandonó su antigua colonia africana en los estertores del franquismo. Para Rosana Rey, "nosotros ponemos nuestro grano de arena trayendo a los niños, pero la solución definitiva pasa por el referéndum". También confía en que el nuevo Gobierno español flexibilice los requisitos para las visitas de los niños de otros veranos.