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Una puerta abierta para encontrar un futuro

Una pareja colombiana cuenta la ayuda que reciben como refugiados de la Cruz Roja de Vilagarcía

Yeiny y Víctor ven un futuro esperanzador gracias a la acogida recibida en Vilagarcía. // Noé Parga

Las penas en muchas casos son menos penas gracias a la labor que realiza la Cruz Roja. Esta organización internacional tiene una de sus ramificaciones en Vilagarcía, lugar en el que en la actualidad se atiende a ocho refugiados que llegaron en condición de extrema necesidad. De países tan diversos como Georgia, Venezuela, Colombia, Ucrania o Siria, a todos ellos les une el agradecimiento al trato que reciben en la localidad arousana para poder encauzar su futuro y dejar atrás un pasado sembrado de dificultades.

Una de esas historias de vida cruel la protagonizan la pareja colombiana formada por Víctor Alfonso Llanos, de 31 años, y su pareja Yeiny Milena Villegas, de 25 años. Ambos se conocieron trabajando en el aeropuerto de Bogotá y decidieron emprender un futuro juntos con un negocio, pero todo se complicó. "Nos comenzaron a extorsionar. Empezamos a recibir amenazas, denunciamos y se nos complicó todo. Nos amenazaron de muerte, tuvimos que cambiar de domicilio y tirar de nuestros ahorros y tratar de escondernos. Nos encontraron y volvieron las amenazas. Nuestra vida corría riesgo y nos fuimos lo más lejos que pudimos que fue Cucuta, ya casi en la frontera", recuerda un emocionado Víctor.

Tras veinte días en otra ciudad decidieron emprender rumbo a España con el poco dinero que pudieron reunir. Su llegada a Madrid se produjo el pasado septiembre, "llegamos con una idea de trabajar, yo soy cerrajero y Yeiny es cajera. Todo pasó muy rápido. Estuvimos en Madrid 6 días buscando empleo, pero fue imposible. Pronto nos quedamos sin dinero y totalmente desesperados".

En una situación muy difícil acudieron a una iglesia donde se le encendió la luz de la esperanza, "una persona nos habló de Cruz Roja. Fuimos y le trasladamos nuestra desesperación. Nos alojaron en el Hotel Wellcome unos días y después nos remitieron a Vilagarcía a donde llegamos el 4 de octubre".

Las palabras de agradecimiento de la pareja colombiana por la ayuda recibida en Vilagarcía son impactantemente sinceras. "Nos ayudaron a ubicarnos con todo, nos dieron formación y apoyo de todo tipo", afirma Víctor que, junto a su novia, entraron en un proyecto que consta de tres fases de seis meses cada una de ellas.

Víctor y Yeiny se acomodaron desde su llegada a Vilagarcía en un piso compartido con otros refugiados. Cruz Roja asume los gastos y un grupo de voluntarios colabora con la organización para velar porque se vayan cumpliendo las pautas de comportamiento. Ya superada esa primera etapa de adaptación, ahora ya han pasado a la fase 2. En ella, los dos colombianos ya se han ubicado de manera independiente en otro piso, siguiendo las pautas que marca la Cruz Roja. Ya llevan tres meses instalados y con la esperanza de recibir en agosto el permiso de trabajo en base a la formación que están recibiendo.

Víctor sonríe recordando que pronto hará las prácticas como camarero con la intención de, en próximos meses, poder entrar de lleno en una tercera fase en la que ya podrán vivir por sus propios medios reduciéndose las ayudas de la organización para cuestiones muy puntuales.

Las dificultades que le obligaron a abandonar su país se han vuelto ahora en optimismo y esperanza, "sentimos mucha ilusión en este momento. Vemos un futuro más prometedor porque esperamos conseguir trabajo y formar juntos una familia aquí", concluye Víctor.

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