El puente interprovincial que une por carretera las localidades de Catoira y Rianxo presenta los mismos problemas que se denunciaron repetidamente durante los últimos meses e incluso años, por lo que se intensifican las críticas de vecinos y automovilistas.

Las principales complicaciones derivan de la existencia de farolas destrozadas o tiradas, alunas de ellas partidas por la mitad. Los restos o bien han desaparecido o permanecen al lado de la calzada, por lo que algunos vecinos creen que se proyecta una mala imagen e incluso que se genera un problema de seguridad.

En ese margen del puente no funciona la iluminación. Donde sí lo hace es en el lado contrario, el de la pérgola, que da a las afamadas Torres do Oeste. Aunque curiosamente en el tramo del puente que pertenece a la Diputación de Pontevedra -el restante corresponde al ente provincial coruñés- ese alumbrado está encendido de manera ininterrumpida, es decir, tanto de noche como de día, y tanto en invierno como en primavera, e incluso ahora que llega el verano y las horas de luz solar son más.